La película logra una combinación poco vista para entregar una cinta de gran calidad artística
Esta semana finalmente llega a cines Duna Parte 2 (Dune Part 2), la adaptación a la novela de Frank Herbert dirigida por Denis Villeneuve, quien también trabajó en el guion junto a Jon Spaihts. Originalmente, se tenía previsto que la cinta se estrenara el año pasado, siendo parte de las apuestas fuertes de los estudios que decidieron posponer sus estrenos durante la huelga de guionistas y actores en Hollywood. Ahora, la espera ha valido la pena para conocer el destino de la casa Artreides.
La segunda entrega continúa poco después de los eventos ocurridos en la primera cinta, con Paul Atreides (Timothée Chalamet) esforzándose para ser aceptado en la tribu de los Fremen y luchar al lado de Chani (Zendaya) por la libertad de Arrakis, mientras busca el camino para evitar que sus terribles visiones se hagan realidad, aún en contra de los deseos de su madre (Rebecca Ferguson). Esta nueva entrega nos introduce a nuevos personajes, cuyos destinos están entrelazados al de Paul, interpretados por Auston Butler y Florence Pugh.
Esta nueva entrega tiene características consistentes con su antecesora y otras en las que definitivamente toma la dirección opuesta. La fotografía de Greig Fraser sigue destacando por su pulcritud y su cuidado a los detalles que hacen que valga la pena ver la película incluso si es meramente por la experiencia estética, con fotogramas donde los efectos especiales, la música de Hans Zimmer y la fotografía se juntan para mostrarnos paisajes que parecerían sacados de un sueño.
Los equipos de efectos especiales, maquillaje y vestuario sin duda fueron clave en esta cinta, ya que no sólo veremos el planeta desértico de los Fremen, si no que conocemos hay partes de universo, como el palacio de los Harkonnen, donde se nos muestran algunas de las escenas más surrealistas de la cinta y que reafirman la posición de esta saga como la cúspide de las batallas espaciales de esta década.
El elenco cuenta con varios nombres que se han ganado su propio renombre en Hollywood y lo confirman en esta película. La química entre Paul y Chani se va construyendo de una manera sutil y dulce que se vuelve cercana gracias a Chalamet y Zendaya; por su parte, Ferguson luce realmente imponente, mostrando la fuerza y determinación de Jessica para seguir sus propios objetivos. También hay varios papeles secundarios que destacan como Javier Bardem, Léa Seydoux, Christopher Walken, entre otros. Butler y Pugh hacen un gran trabajo, si bien sus apariciones son contadas, nos dejan con ganas de saber más sobre sus personajes.
Ahora bien, el ritmo de la secuela es mucho más acelerada. Si la primera entrega la tensión se iba sosteniendo como un hilo invisible que amenazaba a los Artreides, aquí la respuesta de Paul es contundente y escala a una gran magnitud en un tiempo menor, por lo que en ocasiones puede llegar a ser confuso cómo llegaron de una situación a otra, especialmente entre el primer y segundo acto de la película, donde comienza a priorizarse las afectaciones políticas de las decisiones de Paul por encima de su viaje personal o su mundo interior. De hecho, esta entrega cuenta con menos visiones que la anterior, pero con varias respuestas a algunas predicciones que se habían mostrado.
Si bien este ritmo provoca que ciertos cambios se sientan súbitos, hay algunas cuestiones que logran manejarse con un buen contraste y cierta delicadeza, como es el camino del propio Paul, esclavo de una profecía en la que no sabe si creer o no. También hay que decir que hay un par de sorpresas en la cinta que te atraparán para ver la manera en la que se desenlazan más adelante. En general, es una película bastante satisfactoria donde la acción, el arte y el apartado técnico trabajan de la mano para mostrar una historia de grandes proporciones como no se veía hace tiempo. Incluso si llegas a amar u odiar las decisiones de los personajes, seguro encontrarás al menos una escena que se quede en tu memoria.
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