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El Cuervo: la versión de Sanders para una nueva generación de fans

El Cuervo, protagonizada por Bill Skarsgård y FKA Twigs, la cinta apunta a una fantasía oscura con romance


El cuervo

El pasado fin de semana se estrenó El Cuervo, el remake dirigido por Rupert Sanders basado en los cómics de James O’Barr que ha generado polémica desde que se anunció su lanzamiento y ha estado en el ojo del huracán desde la revelación de las primeras imágenes, ya que la gran referencia para la mayoría es la versión de 1994 de Alex Proyas estelarizada por Brandon Lee y considerada de culto.


Así pues ¿se puede competir con una leyenda? Sanders (Ghost in the Shell, Blancanieves y el Cazador) decidió que la mejor estrategia era buscar algo diferente, algo que se acercara a las nuevas generaciones, quienes no crecieron con este referente. El guión a cargo de Zach Baylin y William Josef Schneider retoma los elementos fundamentales que componen al Cuervo, pero con una trama distinta, un poco más intrincada.


En este caso, conocemos a Shelly (FKA Twings) una misteriosa chica con un secreto que la pone en peligro. Por azares del destino, conoce a Eric (Bill Skarsgård) un chico atormentado y marginado. Los dos se enamoran perdidamente y juntos encuentran la alegría que les habían arrebatado, pero no todo dura para siempre y el pasado de Shelly los encuentra. Ahora Eric buscará la manera de restaurar el balance y vengarse del poderoso Vicent Roeg (Danny Huston) su mano derecha, Marion (Laura Birn) y hasta el último de sus secuaces.


Algo inteligente (que cada uno puede juzgar su está bien o mal ejecutado) es que la película está confeccionada para un público objetivo en particular con gustos y contextos distintos de hace 30 años. Así pues, vemos como el primer acto de la película ahonda en la relación entre Eric y Shelly, como se conocen y cierta clase de idilio del primer amor. Si bien en ciertos momentos se siente forzado o meramente azaroso, el montaje crea cierto ambiente e incluso romantiza la situación de ambos como fugitivos.


Hacia el segundo arco, se trata de establecer reglas para las habilidades de Eric y explicar el por qué de sus poderes. En este punto hay cierto deleite visual en la manera en que es representada la vida después de la muerte y la simbología (aunque algo floja, casi ausente) que nutre está parte. Hay un mayor abordaje del lado sobrenatural de la historia, pero dolorosamente se explica de una manera demasiado explícita y poco natural.


El cuervo

Hacia el tercer acto nos encontramos con los elementos que más nos recuerdan la esencia del cuervo: la venganza ciega, la acción y el ímpetu para ir más allá de sus propios límites con tal de cumplir su objetivo. Hay cierta creatividad en la coreografía de los enfrentamientos y sin duda aquí es cuando Skarsgård está más en su elemento, mostrando un protagonista brutal y sanguinario. Lamentablemente los movimientos de cámara no ayudan mucho, incluso hay momentos en los que la cámara es terriblemente estática y se pierden detalles que podrían darle más emotividad a lo que está ocurriendo.


Hay ideas interesantes en esta cinta, se busca crear una historia de amor contemporánea con protagonistas imperfectos llenos de heridas, así como expandir el mundo de esta franquicia y el sistema con el que funciona, tratando de darle un lore y una estética a lo Constantine o Sandman. El punto débil de la historia son sus personajes, tanto los secundarios que no aportan mucho y sus muertes pasan casi sin pena ni gloria, como los principales, que salvo por Shelly están desprovistos de fondo o motivación, simplemente existen para cumplir su función, de manera que llegan a sentirse vacíos. Esto aunado a su ritmo hace que la película se sienta perdida a veces y no se termine de asentar el efecto dramático que podría lograr.


Personalmente, no creo que sea tan terrible como se pinta en muchos lados, más bien me parece un interesante caso de estudio sobre el cine que se está haciendo actualmente y las ideas que tenemos sobre los gustos de las nuevas generaciones que están definiendo lo que vemos. Skarsgård y Twigs hacen disfrutable la cinta y probablemente si no tuviera sobre sus hombros el legado de una cinta de culto no se le juzgaría tan severamente.


Así pues, considero que es una cinta que puedes ver para una primera cita, salir con los amigos o sí, por consumo irónico, siempre y cuando te desprendas de todo lo que sabes y amas de la historia del Cuervo, te encontrarás con algo aceptable para pasar la tarde o una excusa para salir y socializar.


Andrea Rodriguez

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