La cinta crea un puente entre la actualidad y el lore de la película de culto
Este jueves 5 de octubre el terror comienza a sentirse en las salas de cines con El Exorcista: Creyentes una nueva entrega de la saga bajo la dirección de David Gordon Green, quien se hizo un esfuerzo similar con la nueva trilogía de Halloween. El mismo Gordon Green escribió el guion junto a Peter Sattler basados en una historia que coescribió con Scott Teems y Danny McBride.
En esta nueva historia conocemos a Victor (Leslie Odom Jr.) quien hace lo que puede para cuidar de su hija, Angela (Lidya Jewett). Un día, Angela y su amiga, Katherine (Olivia O’Neill) caminan hacia el bosque y desaparecen durante días. Cuando vuelven a ser vistas algo ha cambiado en ellas, su comportamiento es errático y violento. Una enfermera (Ann Dowd) le recomienda a Victor acudir a alguien que podría tener respuestas: Chris MacNeil (Ellen Burstyn).
En palabras del director, esta entrega no anula las secuelas o la serie que vinieron después del clásico que este año llegó a su 50 aniversario, pero ciertamente su principal relación es con la primera entrega, aunque sabe distanciarse lo suficiente para mostrar una historia que no se aferre a la nostalgia… aunque con una distancia en la que casi parece una historia diferente que buscó acoplarse al universo de la saga.
La cinta tiene altos y bajos. Su fotografía a cargo de Michael Simmonds y la edición recuerdan en buena medida al cine de terror clásico, con elementos siniestros y ambientes inquietantes. Además, la música de Amman Abbasi y David Wingo busca una forma de reconectar con las notas que conocemos, pero con un giro distintivo. Incluso el maquillaje se suma a esta ecuación, con heridas y lesiones inquietantes, junto a un deterioro paulatino, aunque los efectos especiales en ocasiones se sienten falsos.
Por su parte, la historia arranca con una premisa interesante, algunos clichés que ya hemos visto en al menos otras dos películas de terror en este año, pero un cuestionamiento entre la fe y el escepticismo que recuerda la lucha original de Chris MacNeil por encontrar una forma de ayudar a Regan, aunque el ritmo de esta película va más acelerado a su manera.
A propósito de Regan, Linda Blair participó como consultora técnica para las jóvenes actrices. Sin duda el trabajo de Jewett y O’Neil como debutante es muy bueno, llegando a ejecutar las escenas más inquietantes de la película y creando un aura especial alrededor de ellas.
Sin embargo, de la mitad de la película en adelante, se siente como si muchos de los elementos fueran desperdiciados o fueran perdiendo su fuerza, sin mencionar que muchos jump scares aparecen en momentos más bien imprudentes, tratando de aprovecharse del factor sorpresa, pero sin sacar un susto genuino. El final es apresurado y un poco fuera de lugar con la lógica que estaba manejando la película hasta ese punto.
Así pues, la película consigue momentos memorables y algunas imágenes que seguro te perseguirán durante la noche, con buenas actuaciones y una premisa interesante, pero que cae en los mismos trucos que muchas cintas genéricas como los jump scares y el shock value para tratar de provocar espanto. Este podría ser el inicio de una nueva trilogía, aunque habrá que ver la recepción entre los amantes del género, en especial aquellos fanáticos de la película original.
Comments