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Godzilla y Kong: El nuevo imperio, la más loca entrega del Monsterverse

Godzilla y Kong: El nuevo imperio va más allá de las expectativas y se arriesga con una trama fantasiosa.


Godzilla y Kong: El nuevo imperio

Esta semana llega a cines Godzilla y Kong: El nuevo imperio, la más reciente entrega del Monsterverse y por lo tanto la secuela de Godzilla vs Kong, uno de los grandes blockbusters del 2021. Adam Wingard (V/H/S, La Bruja de Blair 3) regresa como director, al igual que Terry Rossio en el guión, a quien se le unen Simon Barrett y Jeremy Slater.


En esta nueva entrega, Ilene (Rebecca Hall) dirige las investigaciones sobre la tierra hueca, mientras trata de ser una madre para Jia (Kaylee Hottle) a quien le está costando adaptarse a su nueva vida, igual que Kong, quien se siente solo. Al mismo tiempo, Godzilla muestra un comportamiento extraño, el cual está acompañado por sucesos difíciles de explicar, por lo que Ilene recurre a Bernie (Brian Tyree Henry) para tratar de entender qué es lo que sucede.


Las historias de kaijus son peculiares y si algo nos han mostrado a lo largo de los años es que juegan bajo sus propias reglas. Así pues, una de las críticas más constantes en este Monsterverse es el equilibrio entre la historia de los humanos y la acción de los kaijus, los grandes protagonistas que han ganado la simpatía del público más allá de las historias secundarias a su alrededor. En este caso, vemos a los monstruos adquiriendo mayor protagonismo, especialmente en el caso de Kong, que llega a tener varios momentos en los que se vuelve muy expresivo sin necesidad de tener un dialogo o un apoyo.


En este caso, no hay tantas estrellas relacionadas a la historia de Godzilla como Millie Bobby Brown, pero Kaylee se las ingenia para que la historia tenga un factor humano y dramático que hace más llevadera la participación de los humanos, a la vez que profundiza en el lore de este universo y busca ahondar en la historia de los humanos alrededor de los monstruos, pero sin que esto que vuelva un obstáculo en el desarrollo de la cinta.


Otro de los grandes aciertos de esta película son las tomas y la edición, creando una mirada dinámica, así al punto del vértigo y que al mismo tiempo hace que las peleas reluzcan, definitivamente la experiencia en IMAX se disfruta más con ese cuidado a la escena. Por otro lado, el diseño de los monstruos es brillante, con un Kong avejentado pero capaz de pararse frente a quien sea y un Godzilla llegando a la cúspide de sus poderes, sin duda el apartado visual de esta película sostiene buena parte de su éxito.


Así como mencioné antes que estas cintas corren bajo sus propias reglas (prueba de ello, el Mechagodzilla) sin duda en esta entrega estiran los limites de la verosimilitud, con algunos momentos que no aportan mucho a la historia, pero que crean escenarios interesantes para las peleas de los monstruos. Ciertas escenas me recuerdan a los juegos entre niños, cuando se iban sumando más y más situaciones a la dinámica. Esto puede asombrar a varios y darles un momento grato, pero también es cierto que es un tipo de tratamiento que lo amas o lo odias.


Así pues, el director a apuntado a una perspectiva que valora más la acción y la reacción del público, mientras que las historias son un tanto sencillas, convencionales, eso sí, puesto a fin de explicar el contexto de modo que la historia se mueve en favor de la acción. Hay un amor a los kaijus en esta producción, lo cual le contagia el valor para experimentar y tratar de ir más allá de una pelea memorable, para explorar distintas posibilidades para los monstruos.


Así pues, seguramente esta película obtendrá reacciones mixtas, entre aquellos que detestan este estilo de películas de acción y los fanáticos de los kaijus. No obstante, tiene todas las características para volver a repetir el éxito de su predecesora y volverse en uno de los blockbusters de la temporada.


Andrea Rodriguez

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