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Hombre Lobo: Leigh Whannel regresa con otro clásico del terror

Foto del escritor: DroideTVDroideTV

El director apuesta por un terror más íntimo en Hombre Lobo, acercándose al folk horror y el thriller


Hombre Lobo

Este fin de semana se estrenó Hombre Lobo, película dirigida por Leigh Whannel (El hombre invisible) conocido por su trabajo en el guión de sagas como Saw e Insidious y que en este caso también se hizo cargo del guión, junto a Corbett Tuck. Si bien esta cinta no tiene conexión con su anterior trabajo o el Universo Oscuro, ciertamente sigue el concepto de inspirarse en clásicos del cine, en este caso, la cinta homónima de 1941.


En este caso, seguimos a Blake (Christopher Abott) un padre de familia dedicado por completo a su hija, Ginger (Matilda Firth) y a su esposa Charlotte (Julia Garner) lleva a su familia a la casa en la que creció en medio del bosque con la idea de pasar unas vacaciones que los unan, pero son interceptados por una criatura en el bosque que los acechará toda la noche, mientras una extraña enfermedad se apodera de Blake.


Uno de los fuertes de esta cinta es su habilidad para crear tensión y generar una atmosfera inquietante en la que los personajes están recluidos en un sitio que apenas conocen, tratando de lidiar con una amenaza que no entienden. En general la premisa es interesante y lo aborda desde una perspectiva verosímil que recuerda al metraje encontrado y en cierta medida al folk horror. Sin duda sabe utilizar la tensión, la desesperación y la incertidumbre para mantenerte al filo del asiento.


El talón de Aquiles en este caso es la construcción de sus personajes y la manera en la que se relacionan entre sí. En el primer acto se nos presentan problemáticas que muestran una familia en una situación delicada y cierto temor a relacionarse que podría dar para mucho a lo largo de la historia, pero conforme la cinta avanza, parece que esto se olvida y las problemáticas iniciales quedan barridas de un modo abrupto.


Esto se ve reflejado también en la química entre los personajes, con algunas escenas donde el personaje de Garner se siente ajeno a lo que pasa o incluso cierta rigidez. Tanto Garner como Abott han tenido papeles donde brillan, pero aquí quedan un poco tibios, como una pareja con la que no logras empatizar del todo ni generar el impacto que desearía hacia el tercer acto. Resultan increíbles en las escenas de terror, pero el drama familiar no termina de forjarse.


La locación resulta atinada, sin mencionar que se trata de una cinta en un espacio más íntimo, incluso claustrofóbico. La fotografía de Stefan Duscio nos regala momentos que podrán quedarse en tu memoria por un buen rato, mientras que la música de Benjamin Wallfisch está a tono con la adrenalina que explota esta película.



En lo personal, me gusta el manejo del monstruo, el cual no se muestra del todo, en buena parte de la cinta es una presencia sin mucha definición, por lo que recuerda al enfoque en donde la amenaza está en lo desconocido, aquello que está más allá de nuestro entendimiento y nos hace sentir impotentes. De mi parte, sí llegué a sentir el pulso a mil por hora con algunas escenas. No obstante, a diferencia de El hombre invisible donde la situación de los personajes juega un papel crucial que nutre a la cinta, aquí es más una excusa para poner a los personajes en la situación de riesgo en turno.


Así pues, es una cinta de terror bien elaborada con momentos en los que sabe utilizar muy bien a su monstruo y la maldición del hombre lobo para generar tensión, pero que al menos en cuanto a historia se queda a medias de su potencial y con un lore que apenas toca la superficie. Una cinta para los fanáticos de los monstruos y las emociones fuertes.


Andrea Rodriguez

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