Sadie Sink, reconocida por Stranger Things co-protagoniza la cinta de Aronofsky
Esta semana La Ballena, película que se ha popularizado con el regreso de Brendan Fraser a la pantalla grande, llegará a las salas mexicanas. La cinta es una adaptación de la obra de Samuel D. Hunter, quien también participa como guionista de la obra, con Darren Aronofsky (Réquiem por un sueño, El cisne negro, Madre!) como director.
La cinta nos muestra a Charlie (Fraser) un profesor de inglés en línea que se encuentra recluido en su departamento debido a su obesidad severa, quien es asistido por su amiga Liz (Hong Chau). Charlie siente como su condición que pasa cada vez más facturas a su salud, por lo que intenta volver a conectar con su hija Ellie (Sadie Sink) antes de que sea demasiado tarde.
Dentro de su misma propuesta, la película se enfrenta con un desafío que logra manejar con habilidad: toda la historia ocurre dentro del departamento, en espacios reducidos y bien limitados, a lo largo de un tiempo muy específico: una semana, la cual por supuesto es ocupada principalmente por las actividades rutinarias de Charlie. Sin embargo, logra crear un drama que te mantiene atento y a la expectativa de lo que sucederá a lo largo de toda la cinta.
Los personajes de esta cinta son complejos, con pasados turbulentos llenos de matices donde no es sencillo decantarse hacia algún lado en particular. También es cierto que predomina la visión de Charlie, por lo que se trata hasta cierto punto de una versión sesgada, pero que al mismo tiempo permite ver una perspectiva que normalmente tendríamos a ignorar. Tal como Ellie le menciona a su padre, lo que encuentra repulsivo de él comenzó mucho antes de sus problemas de obesidad.
En este caso, la forma también le abona mucho a esta película, con reiteraciones que van cobrando sentido a medida que avanza la historia; los hipertextos que maneja, especialmente con Moby Dick; el clima como una extensión del estado emocional de los personajes, así como su respectiva paleta de colores; el sonido, especialmente la respiración de Charlie y, por supuesto, el propio formato en el que está grabada la película, que le da una mayor dimensión a Fraser, quien no sólo subió de peso para el papel, sino que tuvo que utilizar un traje para lograr la caracterización que vemos en pantalla.
En cierta forma, La Ballena recuerda a otras películas de Aronofsky en cuanto a todo el entramado simbólico que crea un mundo poético en cada uno de sus filmes, donde siempre hay cabida para una dosis de fantasía en el momento adecuado. Algo extraordinario de la película es que dependiendo del contexto de cada espectador uno puede sentir rabia o tristeza por las decisiones del protagonista, pero sin duda no deja a nadie indiferente. Parafraseando al ensayo que se vuelve un leit motiv en la película, este filme me hizo pensar en mi propia vida y seguro le pasará a muchos.
El filme ha recibido 118 nominaciones, incluidas las categorías de Mejor Actor, Mejor Actriz de Reparto y Mejor Maquillaje y Peluquería en los premios Oscar, sin mencionar los 34 premios que ha logrado, entre ellos el premio a Mejor Actor en los Critics’ Choice Awards y ciertamente nada de eso es gratuito. El equipo detrás de esta película logró hacer una cinta con un tema sensible como lo es la obesidad mórbida y enfocarse más allá de lo superficial, ir hacia la raíz y, en el caso de Charlie, mostrar un retrato de la depresión, el duelo, la convalecencia y la soledad que puede llegar a tocar hondo.
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