El nuevo live-action de Disney busca un equilibrio entre la novedad y el clásico.
Esta semana se estrena uno de los live-action más mediatizado debido a la elección de su cast: La Sirenita. En este punto está de sobra mencionar la lluvia de opiniones que surgían cada que se publicaba un nuevo avance de la película, lo importante es el resultado de la dirección de Rob Marshall (El regreso de Mary Poppins, Into the Woods) y el guion de David Magee y John Musker.
La Sirenita regresa a uno de los clásicos más queridos de Disney que a su vez se inspira en el cuento de Hans Christian Andersen. Ariel (Halle Bailey) es una sirena con una fascinación por el mundo humano que la lleva a enamorarse del príncipe Eric (Jonah Hauer-King) lo que irrita al padre de la joven, el rey Triton (Javier Bardem). Desesperada, Ariel recurre a Úrsula, la bruja del mar (Melissa McCarthy) para tener la oportunidad de estar con él, pero este trato podría traer terribles consecuencias.
Las adaptaciones que Disney ha lanzado en los años recientes son todo un tema por sí solo, comenzando por la dificultad por mezclar elementos fantásticos con actores y la manera de adaptarlos sin que le hiperrealismo les dé una mala pasada. Este es uno de los puntos incómodos de la película, como es el caso del diseño de Flounder (Jacob Tremblay). En el caso de Sebastián, el diseño es un poco más amigable, además de que la voz de Daveed Diggs le da cierta personalidad. Por su parte, Scuttle (Awkwafina) es uno de los mejores alivios cómicos de la cinta.
Por su parte, las escenas marinas tienen sus altas y sus bajas. La introducción de la película tiene un aire enigmático y trágico que se desvanece en cuanto se muestra el mundo marino. Ciertamente los efectos no son los mejores y hay momentos en los que la inclinación por el realismo hace que momentos que eran icónicos de la película animada se sientan desabridos en esta versión.
No obstante, también hay algunas mejoras en las que esta versión acierta. Para empezar, se le da un mayor trasfondo y personalidad al príncipe Eric, lo que hace que sea un personaje más carismático, así como un sutil contexto para la familia de Ariel. En momentos, película se aferra a reproducir con tremenda exactitud a la versión animada, incluso diría que la primera parte se siente apresurada, como paso obligatorio del que se busca deshacerse rápidamente. Pero conforme avanza, encuentra su propio ritmo, con un balance interesante.
Existen momentos en los que el afán por ser fiel a la versión animada prevalece, pero otros en los que hay una química en la pareja que luce encantadora y le da un impulso más vivaz que en la versión animada, porque se sienten como adolescentes genuinos buscando su lugar en el mundo. También existen algunos puntos, como el conflicto entre los humanos y el mundo marino que llegan a abordarse, pero no termina de aterrizar del todo y pudieron haberle dado una dirección nueva a la trama.
Sin duda, el apartado musical es el gran fuerte de esta película. Por un lado, tiene nuevas canciones que no sólo abonan a la trama, algunas de ellas acompañando momentos muy emotivos; sino que la voz de Halle Bailey le da una nueva vida a las canciones que forman parte de la infancia de muchos. Su habilidad vocal pone la piel de gallina, para quienes crecimos con la versión animada, hay cierta magia que nos lleva a un momento dulce y parte de esa magia es la voz de Halle, quien sin duda tiene escenas realmente memorables en la película.
Como mencioné antes, las películas live-action son todo un tema de debate que aún tiene sus tropiezos y momentos donde simplemente no se puede tratar de replicar algo que sólo funciona en animación y tratar de que sea atractivo, pero sin duda La Sirenita es bastante entretenida de ver incluso con todo lo anterior mencionado, una cinta para disfrutar entre chicos y grandes.
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