El filme sabe cómo contar la historia más tradicional de todas y aun así cautivar y renovar.
Un dicho tan viejo como la Biblia misma dice que “no hay nada nuevo bajo el sol” y ciertamente eso se ve reflejado en las historias épicas donde tenemos héroes que deben alcanzar un destino: Luke Skywalker, Harry Potter, Trollhunters, El rey Arturo, Kubo y un infinito etcétera que pueden acoplarse en el conocido Viaje del Héroe descrito por Joseph Campbell. Encima, cuando hablamos de una adaptación de una novela al séptimo arte las expectativas de los fanáticos pueden ser una espada de doble filo y si a esto sumamos una colección de adaptaciones antecesoras, la apuesta solo sube y sube.
Pese a todo esto y una pandemia global en contra, Dune finalmente ha llegado a los cines acompañado por un hype más que justificado. El filme aborda la primera parte de la saga escrita por Frank Herbet, donde el Emperador da la orden para que la Casa de los Atreides tome posesión de Arrakis, un planeta desértico donde se extrae una de las especias más poderosas de la galaxia, la cual hace posible los viajes intergalácticos. Así, el duque Leto (Oscar Isaac) la dama Jessica (Rebecca Ferguson) y su hijo Paul (Timothée Chalamet) no sólo buscarán limar las asperezas con los nativos, los Fremen, también protegerse de todas las amenazas que buscan arrebatarles este poder.
A nivel narrativo, la trama cuenta con muchos tópicos conocidos, desde profecías y conspiraciones hasta pueblos nativos oprimidos, pero el guion sabe manejar bastante bien cada uno de ellos generando intriga, suspenso y una genuina preocupación por el destino de los personajes. Hay una fina mezcla entre jerarquías imperiales, creencias y visiones propias de la fantasía con todos los adelantos tecnológicos, las vastas y complejas sociedades y los conflictos propios de la ciencia ficción, lo que le da un toque propio a esta historia.
Algo que me parece importante destacar es el cuidado con la información que nos devela la película a lo largo de su historia. Tenemos suficiente para entender que se vienen cosas temibles y gloriosas; pero aún quedan muchos cuestionamientos cuyas posibilidades apenas son un atisbo hacia el final de la película. Las acciones que vemos en pantalla podrían haberse resumido en el primer tercio de una película blockbuster de acción. No obstante, este ritmo mucho más cuidadoso nos da la oportunidad de conectarnos con los personajes y logra que los detalles nos mantengan al filo de la silla pese a las casi tres horas de duración.
Algo que seguro abona a esta experiencia es justamente todos los estímulos que tejen esta historia: la fotografía es simplemente un eye candy del que uno no desea desprenderse, incluso cuando las luces se hayan encendido. Los efectos especiales nos permiten tener una noción de criaturas, naves y otros elementos colosales que vuelven a los humanos unas criaturas vulnerables en medio del espacio (o el desierto). La música del galardonado Hans Zimmer vuelve a hacer su magia, ofreciendo una banda sonora única que nos permite imaginar el sonido de un mundo a miles de años luz de nuestra imaginación.
Por encima de todo, me gustaría destacar el departamento de vestuario, que bien merecería una exposición propia como lo fue en su momento “En Casa con mis Monstruos”. El vestuario tiene una preciosa inspiración entre formas orgánicas que evocan la figura humana; culturas del Medio Oriente y otras zonas a las que solemos dejar de lado y un futurismo lleno de asimetrías y formas rectas. El resultado son trajes ultra-tecnológicos, vestuarios que nos evocan culturas antiguas y nobleza; en resumen, una vasta y compleja sociedad que se aleja de todo lo que conocemos y al mismo tiempo nos resulta familiar, fascinante.
Conforme la tecnología ha avanzado a pasos agigantados, nos hemos preguntado una y otra vez cómo influenciarán estos adelantos al cine que desde sus inicios ha buscado traducir en imágenes y sonido a nuestros sueños más locos. Dune es ese futuro artístico que siempre soñamos ver en pantalla, por lo que tiene todos los elementos para ser la saga que marque esta década.
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