Con una difícil misión por superar la primera cinta, la segunda parte de la historia lo que pierde en encanto lo compensa con visuales y momentos divertidos.
27 años después de los eventos del verano de 1989, los miembros del Club de los Perdedores crecen y se mudan, hasta que una devastadora llamada telefónica los obliga a regresar a Derry, Maine. Cuando su antiguo némesis cambia formas, Pennywise, el payaso reaparece nuevamente, estos regresan cumpliendo la promesa que realizaron en la infancia para reunir y destruir a la criatura de una vez por todas, sin darse cuenta de que ha vuelto más fuerte que nunca y ha aguardado su llegada, esperando el momento para buscar venganza contra ellos.
Sin duda es una aventura muy entretenida la secuela, sabíamos que lo sería y no defrauda. Esta cinta disfruta de los efectos especiales con imágenes impresionantes aunque quizá algunas no sean tan aterradoras, pero eso será cuestión de gusto.
La transición del crecimiento de los personajes se pierde un poco en el proceso pero las actuaciones de todos los protagonistas, con especial atención a Bill Hader logran equilibrarlo. Este actor conocido al comienzo de su carrera por sus papeles en comedia demuestra su talento en el drama y terror y termina por robarse las escenas.
La primera parte del filme asume algunas cosas y la química sutil entre los niños, es complicada en los adultos, no se siente tan natural, sino un tanto extraña. Es en el segundo acto cuando algunas cosas se componen pero ya estamos tan inmersos que lo dejamos a un lado. Hay algunas escenas que se sienten más fieles al libro, que también algunos fans más acerrimos disfrutarán.
La cinta se arriesga más para ser no solo aterradora y con un poco de gore sino divertida. Las encarnaciones de Pennywise que acecha gradualmente a cada uno de los adultos resultan en momentos visuales fantásticos, el uso de los efectos especiales es aprovechado al máximo para otorgarnos también una buena dosis que nos animará a ver la cinta más de una vez. Como si hubieran decidido no solo romper la lógica para los sustos sino para adentrarse un poco más a la fantasía.
Quienes son fans del libro tendrán una grata sorpresa en la primera parte de la trama que sin duda está destinada para poner una sonrisa.
Y al final los momentos que resultan más aterradores son los que involucran humanos contra humanos, la violencia física que sufre Beverly por ejemplo por parte de su esposo o la muerte de Adrian y Don, uno de los momentos más perturbadores, quizá porque entre monstruos y fantasía, la realidad nos llega como un valde de agua fría. Ese momento es vital para el regreso de Pennywise lo cual provoca más miedo.
La larga duración es una arma de dos filos, si logras adentrarte desde el comienzo y disfrutar del viaje no lo sentirás, los baches pasarán sin problemas. Si el tono del filme no te engancha entonces si lo sufrirás.
Un cierre digno de la historia, que quizá no te deje sin dormir pero si te dejará una sonrisa satisfactoria y eso es algo que no pocas cintas logran. No habrá que compararse con el libro pero mucho menos con la miniserie, ya que el presupuesto es diferente y evidente, además es la historia que atrapa a nuevas generaciones por primera vez y es necesario verlo como un producto propio e donde incluso los realizadores logran poner un sello que aunque no tan consistente en uniformidad de ambas cintas, si es un acierto globalmente.
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