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Foto del escritorDroideTV

Tár: Cate Blanchett encabeza una astuta crítica sobre el poder

Un estudio de personaje con melomanía y un humor sumamente peculiar

Esta temporada de premios varios de los grandes contendientes están llegando a la pantalla grande. El pasado jueves tocó el turno de Tár, cinta escrita y dirigida por Todd Field donde Cate Blanchett interpreta a Lydia Tár, compositora y directora con una prominente carrera, considerada como un genio de la música clásica.


Lydia es un personaje peculiar: rompiendo estereotipos, desafiando los esquemas y creando sus propias reglas en un mundo que siempre ha sido dominado por hombres. Tár siente que tiene el mundo a sus pies, una familia perfecta, el trabajo de sus sueños y la posibilidad de culminar uno de sus más ambiciosos proyectos. Pero entonces un secreto del pasado amenaza con poner su mundo de cabeza.


El ritmo de la película comienza lento, se toma su tiempo para lucir como un slice of life donde vemos a la protagonista inmersa en conversaciones (a veces, más bien monólogos) cargadas de un tremendo intelectualismo y melomanía y que al mismo tiempo resultan brillantes y fascinantes, incluso cuando el público nunca se haya acercado a este ambiente en particular.


Pero todo ello, es un rico entretejido donde, por un lado, se van colocando sutilmente las piezas que conformarán la trampa que cae irremediablemente sobre Lydia; al mismo tiempo, tiene un cierto humor hacia el elitismo y la socialité de las altas esferas culturales, todo de un modo paulatino, muy cercano al de la vida misma donde un pequeño desliz puede cobrar factura en el momento menos esperado.


Adicional a la sagacidad del guion, la fotografía de Florian Hoffmeister nos mete de lleno en el mundo interno de Tár, sus pulsiones y obsesiones; sin mencionar la solemnidad que proyecta al momento de mostrar a Blanchett como directora de orquesta, escenas donde la música de Hildur Guðnadóttir hace una excelente amalgama. Esta no es una cinta como Whiplash donde el jazz es un elemento intrínseco de la cinta; pero su manera de manejar la música da un retrato que va desde lo más intimista, hasta lo grandilocuente.



En buena medida, Tár es un estudio de personaje que nos muestra a una personalidad compleja que en momentos admiramos, envidiamos o incluso congeniamos con ella, pero también llegamos a repudiar, aborrecerla y cuestionarnos cómo puede llegar a ser tan cínica. La manera en que todo esto se conjuga es uno de los puntos más fuertes de la película, pues nos cuestiona qué sucede cuando nos enteramos de que uno de nuestros ídolos ha hecho algo atroz, desde una perspectiva distinta que brinda lecturas muy interesantes sobre el poder y el abuso del mismo.


En una época llena de corrección política, Tár nos entrega una propuesta osada, donde los giros no son hechos a la ligera; al contrario, hay un fino instinto para que cada uno de los puntos caiga donde debe, de tal modo que incluso existe mucha especulación acerca de si la cinta está basada en alguna persona real o no.


Incluso fuera del revuelo que generan sus seis nominaciones al Oscar, Tár es una película que vale la pena ver y tomarse el tiempo para prestarle atención a los pequeños detalles.



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