La última entrega Venom: El último baile deja potenciales puertas abiertas y otras más que se cierran.

Este fin de semana se estrenó Venom: El último baile la tercera entrega del simbionte antihéroe, con Kelly Marcel de regreso en la dirección y guion, el cual coescribió con su protagonista, Tom Hardy. Esta entrega nos muestra a uno de los enemigos más poderosos de los cómics: Knull, sin mencionar que su título sube las apuestas de lo que podría pasar con la pareja dispareja de la cinta.
La película arranca en la situación que nos presentó la segunda entrega, con Eddie Brock (Tom Hardy) convirtiéndose en un fugitivo de la ley. Paralelamente, nos presentan a la Dra. Teddy Paine (Juno Temple) una científica fascinada con los simbiontes que cree que puede encontrar la forma de comunicarse con ellos, pese al excepticismo de Strickland (Chiwetel Ejiofor). Pronto Eddie tendrá tras de sí no sólo a la policía, también a una amenaza cósmica que podría desatar el fin de toda la vida: Knull (Andy Serkis).
La cinta tiene sus altos y sus bajos. La comedia entre Eddie y Venom resulta entretenida, con momentos llevaderos, incluso se nota cierta evolución en su relación. Los efectos especiales han mejorado, permitiendo algunas exploraciones visualmente interesantes, incluso algunos momentos de acción realmente logran generar tensión y adrenalina, como un espectáculo de un temerario lanzando sus mejores trucos.
Los puntos débiles de esta cinta son su ritmo y la cantidad de subtramas que maneja sin terminar de exponerlas o darles un cierre en concreto. El filme introduce varios personajes nuevos y un villano con el potencial para convertirse en una amenaza que reúna a varios héroes como ya lo ha hecho en los cómics. Sin embargo, todo ello ocurre al mismo tiempo de una manera tal que los momentos que deberían ser dramáticos o épicos se sienten desabridos.
Otro punto delicado es la verosimilitud y la lógica de la historia, pues en distintas ocasiones los personajes toman decisiones un tanto absurdas o se muestran escenarios que contradicen lo que se había establecido en otras cintas. Si bien algunos momentos resultan hilarantes, juguetones, también es cierto que muchas cosas se sienten manejadas a conveniencia de lo que requiera la trama para llegar a su cierre.
Así pues, más que un cierre que juegue con la esencia del personaje y su distintivo humor, se siente más como una historia sin dirección cuyo peso dramático se desdibuja por completo en un ambiente donde cualquier cosa puede pasar según se necesite. No creo que eso la convierta necesariamente en una cinta terrible, pero sí en un producto tibio con diversas aristas desde las cuales puede ser debatible.
A pesar de ello, podría ser una película entretenida para pasar el rato, reírse y ver algunas escenas de acción con su propia chispa, incluso me atrevería a creer que habrá personas que encontrarán más afinidad con esta cinta que con Joker 2, pero definitivamente nos deja a más de uno rascándonos la cabeza mientras tratamos de descifrar el rumbo que desea tomar esta serie de películas, pues ha dejado demasiadas incógnitas para poder explorar en un futuro, pero no parece concretarse del todo.

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