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Recomendación de libro: "La chica del abrigo azul" de Monica Hesse



En pleno estallido de la Segunda Guerra Mundial, Hanneke se dedica a comprar y vender productos en el mercado negro mientras trata de ocultar a su familia la naturaleza de su oficio. La actividad es peligrosa pero, en un país azotado por la guerra, los oficios escasean casi tanto como los productos de primera necesidad. Además, Hanneke siente que su actividad ilegal es una manera silenciosa de rebelarse contra sus circunstancias y de sobrellevar la pérdida de su novio, quien murió en el frente holandés defendiendo a su patria de la invasión nazi.

La vida de Hanneke da un giro inesperado cuando una de sus clientas, la señora Janssen, le encarga que localice algo inusitado: no se trata de carne, ni de queroseno para las estufas, sino de una adolescente judía que la anciana mantenía oculta y que ha desaparecido sin dejar rastro. “Encuéntrala antes de que lo hagan los nazis”, le pide la mujer.

Aunque en un primer momento Hanneke rehúsa involucrarse en una actividad tan arriesgada, finalmente se verá envuelta en una red de misterios y revelaciones sorprendentes que la llevarán al corazón de la resistencia, a abrir los ojos ante los horrores de la maquinaria bélica nazi y a llevar a cabo acciones desesperadas.


SOBRE LA AUTORA

Monica Hesse es una reconocida colaboradora habitual del Washington Post, donde se dedica a escribir reportajes que cubren todo tipo de eventos de actualidad. Ha trabajado como reportera para cadenas estadounidenses como NBC, CNN o FOX. Es originaria de Normal, Illinois, pero actualmente vive en Washington con su esposo y su perro. La chica del abrigo azul es su novela debut.

UN FRAGMENTO DE LA OBRA

“Mucho antes de que Bas muriera, nos enzarzamos en una pelea de mentirijillas acerca de quién tenía la culpa de que se hubiera enamorado de mí. ‘Es culpa tuya —me dijo—, porque eres adorable.’ Le dije que se equivocaba. Que era desidia culparme de su amor por mí. Irresponsable, en realidad.

Lo recuerdo todo de esa conversación. Tuvo lugar en la sala de estar de sus padres y oíamos la radio nueva de la familia mientras le preguntaba la lección para un examen de geometría que ninguno de los dos consideraba importante. La cantante estadounidense Judy Garland cantada ‘You Made Me Love You’. Así empezó la conversación. Bas dijo que yo lo había obligado a amarme. Me burlé de él porque yo no quería que supiera lo rápido que me latía el corazón al oírle decir las palabras ‘amar’ y ‘tú’ en la misma frase.

A continuación afirmó que yo también tenía la culpa de que quisiera besarme. Y yo le dije que si se lo permitía sería culpa suya. En ese momento su hermano entró en la sala y dijo que los dos teníamos la culpa de que al oírnos le entraran ganas de vomitar.

Horas después, camino a casa —cuando podía ir a casa a pie sin preocuparme de que me pararan los soldados, de saltarme el toque de queda o de que me detuvieran—, caí en la cuenta de que no le había dicho que yo también lo amaba. La primera vez que Bas me declaraba su amor, y me había olvidado de decirle que le correspondía.

Tendría que haberlo hecho. Si hubiera sabido lo que sucedería y lo que descubriría acerca del amor y la guerra, me habría asegurado de decírselo entonces.

"Esa es mi culpa.”

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