Guillermo del Toro presenta una de sus películas con mayor equilibrio, una comunicación acertada entre lo visual y el relato, sencillo en apariencia, enorme en el trasfondo, emocional y cálida.
Elisa es una joven muda que trabaja como conserje en un laboratorio en 1963, en plena Guerra Fría, donde se enamorará de un hombre anfibio que se encuentra ahí recluido.
La historia en crudo suena complicada de llevar a cabo, no tanto en su ejecución sino en lograr que los personajes y el relato logre conmover al espectador y ese es uno de sus primeros logros. Es una especie de cuento de hadas para adultos, que no tiene censura en nada, en nada.
Sally Hawkins carga sin problema el peso de la cinta, y es junto al reparto y su carisma lo que logra también un ensamble que engancha en la historia. Muestra ese contraste entre alguien en apariencia vulnerable por ser muda y alguien con la fuerza necesaria para lanzarse a salvar al hombre anfibio sin medir las consecuencias. Su amabilidad logra proyectar esa calidez en pantalla y en un par de minutos logra la empatía necesaria para mantenernos inmersos en su dilema.
Vemos a sus personajes lidiar con algunas problemáticas personales, aunque en ese aspecto se encuentra uno de los pocos puntos débiles del filme. Algunos de los personajes alrededor parecen interesantes pero no se ahonda más allá, otros resultan casi unidimensionales. Terminas con ganas de saber más de algunos, sobre todo de su vecino Giles y del científico Robert.
La trama a pesar de su complejidad va directa y ágil, tanto que al final parece una línea sencilla. Eso es otro acierto en mantener la atención del espectador. Hay un poco de humor y por la naturaleza del romance este no resulta tan empalagoso como podría pensarse. Sobrepasa ese complicado momento después de la mitad del filme en que muchos caen y nunca logran levantarse para un buen climax.
Es evidentemente también un homenaje al cine de antaño, al igual que al de monstruos. Hay una escena en particular que rompe con la solemnidad pero sirve de apoyo de manera eficaz. Asi como otra donde el monstruo está mirando una película en el cine, una de las mejores postales del filme.
Y si algo destaca en los filmes de este director es el cuidado en el trabajo visual, en el diseño de producción. La ambientación nos transporta sin problema a los sesenta, el vestuario, los detalles en cada uno de los lugares, las habitaciones, comulgan sin problema con el relato y lo enmarcan de manera perfecta. Una selección de colores que enfatiza la calidez o frialdad de cada situación.
Aunque se trata de un cuento de hadas, un romance, estamos frente a un director impredecible, por lo que el final feliz no parece estar asegurado. Asi disfrutamos de momentos en que genuinamente dudamos si los héroes saldrán avantes o sucumbirán.
Un monstruo anfibio que pone en evidencia la compasión como la crueldad de algunas personas. Que demuestra que la comunicación va más allá de las palabras.
Calificación: 93 puntos
Por Luis
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