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Eli Roth y sus realizadores platican sobre “La Casa con un Reloj en sus Paredes.”



Durante cierto tiempo, los productores Bradley J. Fischer y James Vanderbilt de Mythology Entertainment habían mostrado interés en trabajar con el guionista y productor Eric Kripke, el creador de la serie Supernatural, que se ha mantenido largo tiempo al aire en televisión y que presenta a dos hermanos que lidian con superpoderes inesperados…y con los dones y las maldiciones que eso trae consigo.

Los productores de Mythology estaban ansiosos por asociarse con el escritor en uno de los proyectos por el que él se sentía más entusiasmado. Para lograrlo, le enviarían el material de origen que inspiró a Kripke cuando era niño—el primer libro de la serie de John Bellairs: “La Casa con un Reloj en sus Paredes.”

En la primera novela de Bellairs conocemos a Lewis Barnavelt, un precoz niño huérfano que vive en la década de los años cincuenta, que al principio no encaja con sus amigos ni con su familia adoptiva. Mientras vive el duelo por la pérdida de sus padres, quienes murieron de manera repentina, este niño introvertido, nerd y brillante se ve rápidamente envuelto en un mundo de brujas y magos de forma tan repentina como murieron sus padres. Ahora que vive con su Tío Jonathan, un mago con útiles y/o extraños dones, y se convierte en un aprendiz del mundo de las artes místicas.

La productora ejecutiva Tracey Nyberg nos ofrece los antecedentes: “La primera historia fue publicada a principios de los años setenta, y son 12 en total. El último libro fue publicado hace 10 años. Lo que nos encanta de ‘La Casa con un Reloj en sus Paredes’ es que es una historia clásica. A un niño huérfano lo envían a vivir a un lugar desconocido, donde se siente como un intruso. A lo largo del curso de la historia, se encuentra a sí mismo y descubre qué es aquello que lo vuelve único.”

Como muchos niños en la década de los setenta, Kripke estaba fascinado con la forma en la que Bellairs conectaba con los niños, con lo entretenido del relato y las ilustraciones góticas de Edward Gorey—divertidas y escalofriantes al mismo tiempo. “Somos fans de Eric desde hace mucho tiempo, y todo comenzó por el cariño que él tiene por el libro,” reflexiona Nyberg. “Fuimos a verlo y le dijimos, ‘Si pudieras hacer la película que tú quisieras, cuál sería?’ Él contesó: ‘Este libro.’ Era uno de sus favoritos cuando era niño. De hecho, cuando era chico le escribió una carta a John Bellairs, y el autor se la respondió.”

Lo que más le atrajo de Lewis al productor Bradley J. Fischer fue la verosimilitud de un chico que se sientre extraño en una tierra extraña. Hace tiempo que el realizador descubrió que las historias más interesantes son aquellas en las cuales el protagonista es repentinamente abandonado en un mundo nuevo y tiene que lidiar con algunas decisiones muy abrumadoras. Fischer comparte: “Owen termina encontrando a una familia donde menos la esperaba.”

Del mismo modo, lo que atrae a los lectores de las historias de Bellairs sobre cómo ser dueño de sí mismo, fue la manera en la que escribió con tanta pasión acerca de celebrar de dónde vienes...y dónde te lleva el destino. La historia está situada en la población ficticia de New Zebedee—ubicada en Marshall, Michigan—una pintoresca ciudad repleta de calles arboladas y una maravillosa colección de casas de aspecto misterioso. Parece ser un mundo idílico para descubrirse a sí mismo, pero los secretos y los misterios escondidos detrás de una simple fachada se revelan de una manera impactante.

De hecho, siendo un joven escritor, Bellairs caminaba al frente de estas grandes y amenazantes casas, y de ahí proviene su inspiración para escribir los libros. “John atesoraba los recuerdos de su ciudad natal,” agrega BRAD STRICKLAND, que continuó escribiendo los libros de Bellairs a partir de “The Ghost in the Mirror.”

Puesto que el marco de la historia se sitúa en la década de 1950 en los Estados Unidos, los personajes en La Casa con un Reloj en sus Paredes viven y se apropian de la época. Jonathan está obsesionado con la magia, y su casa es un santuario que honra a un tiempo que se ha quedado atrás. Se viste con ropa que va más allá de lo ligeramente anticuado—con su divertido gorro de fieltro y sus túnicas de mago—y disfruta siendo el personaje más extraño del vecindario.


Florence Zimmerman, su vecina y mejor amiga, también permanece atrapada en una etapa donde fue sumamente feliz—una vida idílica antes de sufrir una terrible tragedia que la dejó con el corazón roto e imposibilitada para hacer magia. Para aliviar el dolor que siente, se rodea de un mundo de colores...con decoraciones en púrpura y ropa color berenjena; todo es temático.

Para Fischer era importante reunir a los socios de producción con un director que le hiciera justicia a la encantadoramente extraña—y al mismo tiempo accessible—historia de Bellairs. No podían ser otros que Amblin Entertainment y el director Eli Roth, que sabe hacer una que otra cosa para asustar a la audiencia. “Amblin dando vida a esta historia, presentándola de una manera orgánica como solo ellos saben hacerlo y Eli, fueron una elección natural,” indica Fischer. “Siempre quise hacer una de esas películas donde un niño, que es el personaje central, emprende una aventura. Esta fue la combinación perfecta de entusiasmo, pasión y talento.”

Roth, conocido por una carrera que ha construido a partir de miedos mucho más oscuros, se sintió atraído por esta historia tan distinta a las de su estilo por innumerables razones. No solo le ofrecía la oportunidad de filmar el tipo de película que siempre había soñado realizar, sino que además trabajaría de la mano con Amblin, cuyas películas tuvieron una gran influencia en él durante su infancia y su desarrollo como cineasta.

El director nos guía a través de su introducción a este mundo: “Hay ciertos elementos que generan la sensación de ser una cinta de Amblin, y yo quería hacer la siguiente gran película de Amblin. Quiero que La Casa con un Reloj en sus Paredes sea equiparable con Gremlins y con Back to the Future. No le preocupaba que el público más joven se pudiera poner nervioso con las cosas que se mueven durante la noche. Quería que esta película diera mucho miedo, y creo que puedes divertirte y tener miedo al mismo tiempo. Gremlins lo consiguió, al igual que E.T.”

El equipo de Mythology estaba interesado en encontrar a un director que no fuera una elección simple y segura, a una persona que solo hiciera su trabajo, sino a alguien que corriera riesgos. “Eli es tan reconocido por su historial en el ámbito del terror y la mayoría de sus películas se han mantenido sólidamente en ese género,” apunta Nyberg. “Su amor por el género es muy claro. Lo que mucha gente no sabe, y que esperamos puedan ver en esta producción, es que él está aportando a esta película todo su amor por el cine—de manera absoluta. Él conoce todos los clásicos y referencias cinematográficas…oscuras y populares.”

Para el director, su interés permanente es explorar lo mejor y lo peor de la humanidad …así como la manera en la que lidiamos con una crisis. ¿Nos hacemos más fuertes, o nos desmoronamos? Para él, La historia de tragedia y sanación de Lewis lo consigue. “¿Cómo manejamos y procesamos las tragedias?” se pregunta Roth. “Esta es una historia acerca de cosas horribles que están sucediendo; algunos quieren resolverla mirando hacia adelante, mientras otros quisieran regresar el tiempo para que eso nunca sucediera.”

Roth comenta que su afinidad por la serie de libros, y en última instancia, por la película que ha dirigido, comenzó con los diseños de las portadas de los libros de Bellairs. “Tengo una conexión extraña con los libros, y colecciono todas las obras de arte de Edward Gorey. Tenía la portada original de una historia de John Bellairs, escrita por Brad Strickland para Johnny Dixon: ‘The Hand of the Necromancer.’ Leí este guión y no podía creer que me había perdido de un libro que contenía el arte de Gorey.”


Hacía tiempo que el cineasta tenía ganas de filmar “una película de miedo para niños.” Reflexiona: “Quería hacer algo que se pareciera a Gremlins, E.T. o a Time Bandits—algo fantástico y con temática relacionada con el Halloween. Esta historia tenía calabazas: y autómatas. Hubo tantos ingredientes y elementos en el libro y en el guión con los que conecté. Especialmente con Lewis, el niño inadaptado. Si bien no crecí siendo huérfano, ciertamente me desarrollé en un ambiente donde sufrí rechazo y me sentía un extraño.”

Roth nos comparte que quizás uno de los mejores consejos que haya recibido provino de parte del mismísimo líder de Amblin, un hombre que sabe una que otra cosa sobre la mezcla de géneros. “Le conté a Spielberg la gran influencia que recibí de Poltergeist cuando era niño, y quería brindarle a esta nueva generación de niños esas mismas sensaciones.” “Me ofreció un consejo maravilloso. Me dijo, ‘No diseñen tanto la película, que el público no pueda involucrarse con la historia. Y sobre todo, asegúrate de que de miedo. A los niños les encanta sentir miedo.’”

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