La cinta nos recuerda todo lo que amamos (y odiamos) de la icónica muñeca de Mattel.
Llego el 20 julio y con ello el estreno de Barbie, la nueva cinta de Greta Gerwing (Mujercitas, Lady Bird) la cual ha tenido una arrolladora estrategia de marketing, entre los videos musicales, las cajas de muñecas, los filtros para redes sociales y mucho más. Con el guión de la propia Gerwing junto a Noah Baumbach ¿está la película a la altura de todo el ruido que ha provocado? Veamos.
La película nos presenta Barbieland, un mágico lugar donde las Barbies son presidentas, astronautas, doctoras (sí, todo lo que quieran ser) y todos los días son increíbles, o al menos así es hasta que Barbie (Margot Robbie) comienza a tener algunos problemas que la obligan a viajar al mundo real junto a Ken (Ryan Gosling) para tratar de volver todo a la normalidad. En el camino, el CEO de Mattel (Will Ferrell) tratará de regresarla a su caja antes de que ocurra algún desastre.
Si bien los avances de la película nos dan una idea de cómo funciona Barbieland, sin duda verlo en pantalla es algo asombroso, un verdadero candy eye con el mexicano Rodrigo Prieto (Babel, El lobo de Wall Street) a cargo de la fotografía. Vale la pena mencionar el detalle para crear un mundo con toda la intención de que parezca plástico y falso, pero que al mismo tiempo no termine por aplastar la verosimilitud de la historia y ciertamente la cinta nos logra poner en la perspectiva de las muñecas, tanto con la paleta de colores, los vestuarios y el maquillaje, como con distintas situaciones que siguen la lógica de un juego.
Al igual que Oppenheimer, la cinta cuenta con un amplio elenco entre Barbies y Kens como Issa Rae, Kate McKinnon, Dua Lipa, Simu Liu, Ncuti Gatwa, así como otros roles como es el caso de Michael Cera, America Ferrera, Ariana Greenblatt y Rhea Perlman. Algo interesante de la película es que vemos cómo Barbie poco a poco va experimentando emociones y pensamientos humanos, por lo que la forma en la que Margot Robbie lleva esa transición es realmente fascinante.
Creo que uno de los puntos clave que le da a esta película su carácter es que se nota un pleno y vasto conocimiento de la muñeca y la historia detrás de su creación y con esa consciencia de sí misma se permite no tomarse tan en serio y llegar hasta donde tenga que hacerlo. No solo se nota una ardua investigación de la muñeca a través de elementos como las series descontinuadas y otros easter eggs, también hay una amplitud de perspectivas acerca de la muñeca: desde el juguete que busca inspirar a las niñas a seguir sus sueños, el modelo inalcanzable y anatómicamente irreal, pero también la muñeca que conecta generaciones, y mucho más.
La cinta tiene un humor ácido, a veces oscuro, sabe reírse de sus protagonistas, pero en medio de ese humor, viene una interesante deconstrucción no sólo de lo que representa Barbie, sino también de la percepción que tiene Ken de sí mismo, así que también hay una reflexión sobre las masculinidades que seguro puede incomodar a algunos y conectar con otros. Hay un juego muy astuto en los roles de género, aprovechando y explotando las diferencias entre el mundo real y Barbieland, lo que brinda una discusión bastante completa para todos, aunque vale la pena tomar de referencia la clasificación (PG-13).
Personalmente, existen escenas con las que conecté bastante, creo que es una película que conoce a su público y sabe empatizar con la sociedad actual donde nos presentamos perfectos y artificiales en redes sociales, pero al interior podemos tener sentimientos tan intensos como los de Barbie y creo que varios encontrarán algo que llevarse de la película e incluso múltiples lecturas de la misma con las distintas vueltas que tiene la trama.
Greta Gerwing lo ha hecho otra vez y nos ha entregado una película que lo tiene de todo: humor, absurdo, drama, existencialismo, crítica… todo en un delicado envoltorio rosa y una banda sonora memorable. Ahora, valdrá la pena ver cómo avanza el fenómeno de Barbie con la película en cartelera, pero seguramente seguirá dando de qué hablar.
