La cinta estrena en cines de México el 19 de enero
Para el escritor/director Damien Chazelle, Babylon es resultado de 15 años de investigación y ambientación que comenzó en su mente mucho antes de que escribiera la primera versión del guión y se colocara detrás de las cámaras para dar vida a su historia épica de larga gestación. “Deseaba analizar bajo el microscopio los primeros días de una forma de arte y una industria cuando ambas daban apenas sus primeros pasos”, explica Chazelle.
“Y en un nivel más profundo, me gustaba la idea de ver cómo cambia una sociedad. Hollywood vivió cambios vertiginosos y en ocasiones cataclísmicos en la década de 1920, donde algunas personas sobrevivieron, pero muchas otras no. En términos actuales se llamaría una ruptura. Observas lo que vivieron estos individuos y percibes el costo humano que acompañó la ambición que atrajo a tanta gente a Los Ángeles en aquella época. En esta transición hay un aspecto más sombrío que yo había apreciado antes. Esto excede la llegada del sonido sincronizado para incluir nuevos códigos morales que culminaron finalmente en el Código de Producción de los años 30 y en la reorganización de una comunidad más libre, no reglamentada, dentro de la industria corporativa global que conocemos hoy en día. Y al mismo tiempo está la transformación de Los Ángeles de ser un poblado desértico básicamente rural al iniciar los años 20, para convertirse en una de las principales megalópolis del mundo al terminar la década. Gran cantidad de glamorosos edificios y estudios de cine surgieron de las cenizas, pero la catástrofe humana fue considerable”.
Mientras la idea de lo que más adelante se convertiría en Babylon se infiltraba en su imaginación en 2009, Chazelle hizo su primera película, Guy and Madeline on a Park Bench, la cual intrigó tanto a un joven ejecutivo de Focus Features llamado Matthew Plouffe, que de inmediato llamó a Chazelle para que se reuniera con él. Cuando se conocieron, una de las primeras ideas que Chazelle le planteó a Plouffe fue una tragicomedia épica con múltiples personajes ambientada en el ocaso del cine mudo.
“En aquél momento el objetivo de hacer una película como ésa, simplemente por su dimensión y costo, se sentía totalmente fuera del alcance”, comenta Plouffe, que es ahora productor en Babylon, “pero éramos jóvenes y soñábamos en grande, así que nunca dejamos de hablar sobre este proyecto a medida que nuestra amistad y nuestras carreras se desarrollaron en los siguientes años”.
A partir del otoño de 2018 hasta la primavera de 2019, Chazelle y Plouffe organizaron proyecciones privadas en cines vacíos para ver las películas de 35 mm que podrían darles impulso e inspiración, cintas donde sentían que los directores trataban conscientemente de ampliar los límites y la experiencia del pasado, las cuales Pauline Kael nombró célebremente “películas follies”. Entre ellas se incluían Intolerance, de D. W.
Griffith; Wings, de William Wellman; The Rules of the Game, de Jean Renoir; Nashville, de Robert Altman; The Leopard, de Luchino Visconti; The Deer Hunter, de Michael Cimino; La Dolce Vita, de Federico Fellini; Citizen Kane, de Orson Welles; The Godfather Parte II y Apocalypse Now, de Francis Ford Coppola; Boogie Nights, de Paul Thomas Anderson, así como Goodfellas, de Martin Scorsese.
En una etapa más cercana a la producción, invitaron a estas proyecciones a su colega productora Olivia Hamilton; a la diseñadora de producción Florencia Martin; al director de fotografía Linus Sandgren y a la diseñadora de vestuario Mary Zophres, a medida que la lista de películas aumentó para incluir Mean Streets, de Martin Scorsese; Chinatown, de Roman Polanski; In the Mood for Love, de Wong Kar Wai; Touch of Evil, de Orson Welles; Days of Heaven, de Terrence Malick; Barry Lyndon, de Stanley Kubrick; There Will Be Blood, de Paul Thomas Anderson; Pandora’s Box, de G. W. Pabst; Cabaret, de Bob Fosse y The Conformist, de Bernardo Bertolucci.
A medida que Chazelle profundizaba en la historia del cine mudo tuvo la impresión de que las personas que existieron en los Fabulosos Años Veinte eran radicalmente distintas a la forma en que las habían personificado en el pasado.
“A menudo creemos que en ese periodo quizá lo más ‘extremo’ que sucedía era tomar demasiados martinis”, afirma Chazelle. “La realidad es que esta gente vivió en un mundo que no tenía restricciones pues se estaba construyendo desde cero una industria completa y una ciudad, lo cual requiere cierta forma de locura”.
“Es una historia muy estadounidense”, afirma Chazelle. “Un grupo de extraños y charlatanes y ladrones y desadaptados y soñadores que huían de los fideicomisos de patentes, salían de sus ciudades de origen, se lanzaban al vacío y crearon una industria nueva de la nada, una industria que se convirtió en un coloso global. Aunada a la gloria y la tragedia que los acompañaron”.
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