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Entrevista: Aura García Junco y una impactante realidad alterna en "Mar de piedra"

Una metáfora impactante de un mundo petrificado por el egoísmo y la violencia, y de cómo, aun entre la piedra y el asfalto, florece la vida y el amor.

La escritora mexicana Aura García Junco presentó en el marco de FIL Guadalajara su más reciente novela "Mar de piedra", ubicado en la Ciudad de México, 2025, antes una de las avenidas más transitadas, Madero está ocupada por las estatuas de los cientos de mujeres, hombres y hasta de niños desaparecidos día tras día. Este insólito fenómeno coincide con la propagación de los mattangs —mapas que, según los creyentes, revelan el destino a quien sepa leerlos— y cuyo culto se ha apoderado de los capitalinos. Platicamos con la autora en entrevista.


¿Puedes adentrarnos a tu obra?

Es mi segunda novela y mi tercer libro, es una novela distópica, qué no sé si es distopía porque creo que ya vivimos en eso, pero es una historia paralela en la Ciudad de México. Tres personajes que se encuentran en un mundo en que toda la Avenida Madero está llena de estatuas de personas desaparecidas que pueden o no ser las mismas personas, se pueden haber petrificado, nadie sabe muy bien. Hay algo enigmático y misterioso en este mundo y cada uno trata de encontrar su lugar en el mundo. El personaje central es Sofía que 10 años antes del inicio de la novela perdió a una amiga con quién también tenía una relación amorosa y al inicio de esta novela de repente se encuentra con esta perdida y se pone a tratar de Investigar, 10 años después, que fue lo que pasó con esta estatua que está en el paseo y con esta mujer que desapareció.


¿Por qué ubicarla a tan sólo tres años de nuestros días?

Digo distopía por fines prácticos, creo que la novela es una ucronía, transcurre en una realidad paralela y los sucesos que transcurren comenzaron a ocurrir desde antes. Realmente no es nuestro mundo, sino es otro, las estatuas empezaron a aparecer en 1990 y tantos, entonces llevan 20 años en el Paseo de las estatuas o sea en Avenida Madero. Esos tres años que decidí poner de desfase temporal no eran tanto como para pensar que esto nos puede pasar en tres años, porque como les decía la realidad ya empezó desde antes, sino más bien porque nos obliga también a desfasarnos un poco del momento en el que estamos. Quizá pensar en cuál es nuestro propio futuro, no tanto porque puede ser ni remotamente parecido a esto, no estoy pensando qué tal vez mañana aparezcan estatuas en Madero, pero sí creo que aunque es muy mínima la diferencia algo hace a la hora de la lectura, tener esos tres años ahí.


¿Puedes platicarnos de los personajes Sofía y Luciano?

Sofía y Luciano son los personajes principales, Sofía es el personaje que yo siento sea el pivote de la novela, es una maestra universitaria, una investigadora de historia, que se enfoca en la cultura Polinesia y ella es la que está buscando a Eloísa, la desaparecida 10 años antes. Sofía es un personaje que no se había dado cuenta de cuánta culpa cargaba hasta que de repente abrió la cloaca de la culpa. Se empezó a relacionar con una alumna suya más de 10 años menor y de repente se tiene de frente a una persona que tiene la edad que Eloísa tenía cuando desapareció. Y eso es digamos el detonante para su propia búsqueda para darse cuenta que sigue hablando con Eloísa en su cabeza todo el tiempo, todos los días, que le cuenta cosas a Eloísa aunque ya no esté y que lleva años sin querer ir a ver la Estatua porque algo le da; y porque más allá de creer que estaba sepultada, no lo había logrado sepultar. Es un personaje lleno de contradicciones que actúa, aunque es muy autocrítica, sigue actuando aunque no quisiera actuar así. Por ejemplo en su romance con su alumna, que sabe que no está bien, pero no por ello lo termina. Es un personaje muy roto, aunque ella no se había dado cuenta de cuánto.


Luciano es otro personaje que también está muy roto, es un alcohólico en recuperación, que un año después de dejar de beber todavía sigue sin saber cuál es su lugar en el mundo ahora que no bebe. Que es algo que pasa cuando cambias, es lo que implica dejar de beber, entonces intenta regresar a los lugares que frecuentaba y se da cuenta que hay una desconexión. Esa desconexión en parte tiene que ver con algo que él hizo un tiempo antes que de hecho fue uno de los motivos, uno que lo hizo tocar fondo, que lo hizo obligar a dejar de beber, pero no quiere reconocer qué es eso.


Cada vez que estás cerca de pensar en eso desvía la atención y empieza a pensar en otra cosa, nos enteramos hasta muy avanzada la novela qué fue lo que hizo. Entonces como no está dispuesto a ver a los ojos, digamos su error o aquello que hizo, no logra salir de una especie de círculo está un poco atrapado, y un poco su recorrido es ese tratar de saber quién soy y hacia dónde voy. Es una parte muy grande de la religión de este libro, pero que es una religión diferente a la nuestra, que cree en el destino como algo dado y es una creencia un tanto conveniente para él, porque cree que todo lo que le ha pasado no tiene tanto que ver con cómo actúa, sino con lo que el destino le depara y cree que lo único que le depara es encontrar su destino para poder encontrar cómo salir de el.



Hay una situación acerca de las desapariciones, donde es complicado el duelo porque no hay un cuerpo a quien velar, las estatuas parecen un poco similar en ese aspecto.

Metafóricamente creo que es una de las cosas más poderosas del libro, empezó a surgir porque cuando empecé a escribir la novela sí tenía dentro de mi radar, porque realmente me estaba afectando, como al resto de la gente alrededor, la violencia de este país y en particular las desapariciones. El hecho de que un día te puedes despertar y la persona a la que amas ya no está ahí y nadie te puede dar razón de que pasó; y luego también la violencia machista y son dos temas que se tratan de manera directa e indirecta a lo largo del libro.


Toca a todos los personajes y todo ejercen algún tipo de violencia. En el caso de particular del Paseo de las Estatuas este libro comenzó como un monólogo de personajes hablándole a ellas, así fue como salió. Luego me di cuenta de que para hablar de desapariciones la idea de una estatua era muy pertinente metafóricamente, porque esas estatuas que nadie sabe si son o no son, depende de la creencia de quién va a visitarlas, Son una presencia que no es una presencia, que es una ausencia tal cual, no hay una manera de saber exactamente qué pasó, no hay una manera de tener un duelo completo.


Sofía con frecuencia habla de esta creencia griega antigua de que si alguien muere en el mar, si alguien se ahoga en el mar, va a aparecer como una especie de súcubo atormentando a la gente porque no tiene un entierro, y lo que quiero decir es que simplemente como no hay un duelo, no hay una manera de cerrar ese ciclo. Lo mismo pasa con las desapariciones y lo mismo sucede con este Paseo de las Estatuas que en la novela está enfocado en la Ciudad de México, pero se habla de que hay muchas estatuas alrededor del mundo en diferentes lugares, más estatuas en lugares más violentos, hay una cosa más política que tiene que ver con esto. Pero en la Ciudad de México de repente el centro histórico se muere. Aparecen las estatuas en un evento que le dicen la aparición y eso cambia toda la geografía de la ciudad, y aunque haya quién crea que sus desaparecidos o desaparecidas están ahí petrificadas, de todas maneras no están teniendo un duelo, están teniendo un duelo a medias como Sofía misma y como Luciano también.


¿Qué hubo detrás de la creación de Ana?

Ana es el tercer personaje principal y es una adolescente, tiene 18 años, es una mesera, viene de un contexto mucho menos privilegiado que los otros dos personajes y viene de una casa muy violenta. Es hija de una madre soltera a la cual el padre abandonó y dentro de su casa ha vivido un montón de violencia y es una persona que por lo tanto tiene reacciones muy fuertes ante el resto de la gente, es un tanto hostil porque la vida le ha enseñado que esa es la manera con la que lidiar con las agresiones. Al inicio de esta novela ella sigue en esta casa en la que han pasado tantas cosas, hasta que algo sucede.


Hay un detonante que la hace salir de su casa para encontrar un lugar seguro, y su búsqueda es por un lugar seguro que nunca ha tenido. Se rebela, se va de su casa y empieza a buscar un lugar donde estar y acaba en un cuartito de azotea. Para mí es uno de los más vitales, desde la manera de la que habla, la manera en cómo se mueve, ella corre durante toda la novela, le gusta correr de un lugar a otro, en parte porque es lo que te salva a veces: correr, y es un personaje que a mí no me parece triste a pesar de que la han pasado esas cosas, sino que es un personaje que encuentra nuevos espacios, que está buscando seguir adelante más que dejarse caer por lo que le ha pasado.



¿Es dificil para tí desprenderte de tus personajes?

Yo creo que hay un momento en el que hay que hacer una distancia y ese momento es previo a que el libro salga, porque después los revives, de hecho quizá terminas conociéndolos todavía más cuando ya está el libro afuera y hay que dialogar. Creo qué hay cierto duelo, pero realmente ahí siguen los personajes para mí y les tengo cariño, incluso a los más terribles.


¿Te gustaría agregar algo más?

Siempre me gusta agregar que esta es una novela que está escrita de manera muy poco convencional, creo que eso es importante porque a veces las personas chocan un poco con el formato porque no es una novela que está escrita linealmente. De hecho la página es diferente, está escrito desde las voces de todos los personajes, va saltando de uno a otro y además tiene recuadros que hablan un poco de la Polinesia y demá,s porque es uno de los ejes temáticos de este libro. Entonces me gustaba que tuviera este juego con recuadros que se salen un poco de la novela, porque a mí me gustan los textos así, que tienen esta cosa tridimensional de entrar y salir y de tener muchas dimensiones.




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