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Entrevista: Jorge Galán cierra trilogía con "El domador de tornados"

El autor presentó su libro en el marco de la FIL Guadalajara

En el tercer volumen de la saga "El país de la niebla" de Jorge Galán, El domador de tornados: tras la caída de Porthos Embilea, la guerra llega a Eldin Mayor, la ciudad amurallada de los reyes de Trunaibat. El ejército de Mahut sitia a los trunaibitas, que se esconden tras los muros de piedra. Cuando la batalla da inicio, muy pronto se hace evidente que los guerreros del país de la niebla superan en todo a sus enemigos. La esperanza se va extinguiendo a cada minuto. Es así hasta que Lobías Rumin decide tomar las riendas de la defensa. En un acto suicida, decide abandonar las murallas y atacar de frente a las huestes de Mahut. En el último momento, descubre a unos que ya conocía: los domadores de tornados, sus hermanos, han despertado de su letargo para unirse a la defensa de Trunaibat, tal como lo hicieron en los antiguos días. Juntos, Rumin y los demás domadores deberán luchar hasta conseguir la victoria. Platicamos con el poeta y narrador salvadoreño, en el marco de FIL Guadalajara.


¿En dónde nos encontramos en esta historia en el tercer tomo?

Esta es la conclusión de la historia, como en casi todas las historias de fantasía épica llega la batalla final y es cuando el personaje principal del libro encuentra su destino y se encuentra a sí mismo. Esta historia estuvo conmigo desde hace mucho tiempo, tenía unos 19 o 20 años cuando comencé a pensar en ella y luego la vida me llevó a escribir otro tipo de cosas, otro tipo de novelas y libros. EscribÍ muchos libros de poesía y cuando me decidÍ a escribirlo es un poco más volver a los orígenes, a lo que siempre había querido hacer, que era un escritor de libros de fantasía.


Así que se disfruté el proceso, lo disfruté mucho, aunque hubo momentos que fueron muy intensos en el trabajo, pero la sensación que tuve de estar ahí en la aventura, de vivir con ellos y a veces, aunque de alguna manera tenía una escaleta para ir escribiendo, de alguna forma también no lo sabía, entraba al libro y vivía la aventura con ella. Luego también me dio un poco de nostalgia cuando estaba acabando porque era una una historia que había estado por mucho tiempo conmigo, y que ahora tenía que soltarla porque los personajes habían cumplido con su labor y quedaban ahí, es una de mis historias más queridas para mí, si no la más.


¿Qué disfrutas de escribir fantasía y dar vida a un mundo tan vasto?

Los retos sobre el mundo detallado es que tienes que ser muy coherente todo el tiempo, muy coherente, y tienes que sumergirte en ese mundo y comprenderlo porque lo estás creando a la vez que lo estás comprendiendo. Sobre escribir fantasía, a mí lo que me provoca es una especie de libertad, porque escrito novelas que tienen que ver con mi país, a veces simplemente situadas en un contexto histórico pero igual hay que tener que saber todo lo que sucedió en ese contexto o escenas. Por ejemplo escribí una novela que se llama Noviembre que cuenta la historia del asesinato de unos Jesuitas en El Salvador y tenía que saber absolutamente todo acerca del asesinato y lo que se ha escrito, hacer montón de entrevistas. Era un proceso que de alguna manera encorsetada porque tienes que contar lo que va a suceder. Pero no en un libro de fantasía, esta es una puerta abierta y a mí eso me provoca una sensación de libertad y lo disfrute un montón.



¿Qué disfrutar del contacto con los lectores de fantasía?

Es una cosa completamente distinta con estos lectores, porque es otro ánimo, es otra sensación otra edad también. Regularmente cuando presentamos una novela política, histórica, es algo más serio, no es que no tomemos en serio la fantasía, la tomamos en serio, pero es otra clase de público, otra clase de animosidad; y la experiencia de que fuera una trilogía permite otras cosas también, porque permite una retroalimentación con los lectores que iban de libro 1 al libro 2 que no tenía en otro momento. Entonces claro, lo disfruté muchísimo.


La fantasía además puede ser un herramienta importante más allá de la narrativa.

Lo que pasa es que aunque las situaciones pueda ser fantásticas y aunque hay ciertas criaturas fantásticas, los sentimientos siguen siendo reales y en cuanto a eso tienes que ser verosímil y actuar en consecuencia y tomártelo en serio, cómo reaccionas o reaccionan determinados personajes, su situación, y creo que en ese sentido tiene que ser así.



¿Hubo alguno de los personajes que se volviera inesperadamente tu favorito?

Para mí el principal personaje así es Ballaby, para mí no era un personaje que al principio de la historia tuviera gran preponderancia, pero a medida que lo iba escribiendo tomó una personalidad propia y se convirtió en otra cosa. Así me pasó con ese personaje y le tengo mucho cariño. De pronto es raro decir que le tienes cariño a un personaje pero convives tanto con ellos que llegas a decirlo.


¿Escribirás más fantasía?

Sí de hecho estoy escribiendo una historia a cuatro manos con una escritora amiga salvadoreña Roxana Méndez y nos la hemos pasado realmente bien inventando un mundo de ciencia ficción y misterio para niños y niñas; me gusta mucho mantenerme en eso y también estoy trabajando ya en el diseño de otra historia de fantasía que realmente es que lo disfruto más en cualquier otra cosa.




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