El encuentro trajo una agenda de género a la mesa, no sólo con un toque especial, sino con retos.
La actriz Karla Souza aprovechó su rol de embajadora de la plataforma Toast for a Cause de Moët & Chandon para promover las vocaciones femeninas en todos los ámbitos del cine a través del panel “Nosotras en el cine” realizado en la edición 38 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, al cual se unieron la directora Catalina Aguilar Mastretta (Las horas contigo, Todos queremos a alguien), la productora Mónica Lozano (Amores perros, Arráncame la vida) y la guionista y actriz María Renée Prudencio (Los adioses, Señorita 89) para compartir sus experiencias e ideas.
Al inicio de este diálogo, la presentadora Mara López dejó en claro que el panel traería una agenda de género a la mesa, no sólo con un toque especial, sino con retos especiales. Así, antes de tocar temas como si existe la igualdad de oportunidad para los géneros en el cine o una “mirada femenina”, todas estas extraordinarias mujeres contaron por qué escogieron desempeñarse en esta industria.
Mónica Lozano expresó que eligió el cine porque las narrativas audiovisuales pueden cambiar las oportunidades para las mujeres en general, incluso para aquellas que viven situaciones de violencia. Con su punto de vista coincidió Catalina Aguilar Mastretta, ya que admitió que desde su posición busca dar plataforma a más mujeres. Sin embargo, no estuvo de acuerdo con el concepto de cine femenino porque “cuando cuentas una historia, es una historia de personas”.
“Lo que me desespera un poco de ese término y de hablar incluso de nosotras en el cine es que inmediatamente volvemos todo a lo que hace una mujer o los temas femeninos de nicho, en lugar de que sean simplemente que estás contando una historia de mujeres o de una persona”, explicó la guionista de Cindy la Regia.
Por su parte, María Renée Prudencio contó que el momento en el que decidió dejar de actuar fue cuando, tras una jornada de 10 horas de grabación, se dio cuenta que llevaba 20 años con escenas donde sus personajes sufrían diversas formas de violencia. “Dije ‘no puedo más’, o sea, me estoy destruyendo el cuerpo”, agregó.
“Nuestra industria no es una industria que refleja, sino que propone cómo debe ser, que circula mandatos de género, mandatos a clase, que te dice a qué puedes aspirar según el género, a quién puedes amar según la sexualidad que tengas, qué derecho tienes sobre el espacio público según el color que tengas”, agregó al respecto de porqué decidió dedicarse al cine. “Entonces me pareció necesario, urgente y el mejor lugar para empezar a desestructurar esos mandatos y esas imposiciones tan brutales [...]. Creo que es de los únicos y más potentes lugares para que nos cuestionemos”.
Karla Souza tomó la palabra para recordar que ella no viene de una familia con trayectoria dentro de la industria fílmica; de hecho, su papá era zapatero y dejó Chile para venir a México, donde conoció a su mamá. En su caso, reveló, ella tuvo que luchar por su sueño frente a las burlas de su círculo familiar. Asimismo, puso como base la violencia de género y su más reciente película, La caída, para ejemplificar cómo el cine puede hacer una diferencia.
“Hay muchas narrativas, muchas historias, muchas perspectivas, muchas formas de contar este tipo de historias y situaciones que vivimos en el país, y creo que es una cosa de comunidad, que también necesitamos a los hombres para poder seguir”, argumentó la actriz. “Estas historias contundentes que después logren cambiar legislación como Presunto culpable, La caída, (por la que) ahora existen protocolos”.
Al panel regresó el tema de desechar el adjetivo de “femenino”, pues María Renée Prudencio consideró que “tiene una carga social de ciclos que lo constriñe a un territorio minúsculo, a lo íntimo, a lo delicado, a lo melodramático” y eso empobrece el discurso.
Karla Souza añadió que, en realidad, la vida cotidiana no se hizo pensando en las mujeres; desde cómo se hizo el cinturón hasta las calles, desde la falta de toallas femeninas en un hotel hasta la ausencia de áreas de lactancia, obedecen más a las necesidades de los hombres porque ellos los crearon. Esto mismo, advirtió, es lo que ha hecho que, aunque se diga que hay igualdad, las mujeres y los hombres cargan con deberes y reconocimientos diferentes. “Lo que me interesa mucho es que lo visibilicemos para que nos demos cuenta que la mujer, cuando llega el trabajo igualitario, el hombre todavía está cargando con muchas más cosas ante las cuales son invisibles”, dijo.
Esto dio paso a que Catalina Aguilar Mastretta tocara el tema de los salarios en el cine: “Las mujeres pueden dirigir, producir y actuar, y sus salarios siempre van a ser menos de la mitad por exactamente el mismo trabajo. Entonces creo que eso es un problema de la industria gigantesco, que no hemos podido ni siquiera resolver en Hollywood se empieza a resolver, pero aquí le cuelga muchísimo tiempo”, comentó. Así surgió una invitación a no ser solidarios, sino justos, y exigir que se le paguen a los colegas bien.
Más adelante, Mónica Lozano brindó una cifra aproximada de cuánto debería ganar una persona lejos de contar con una gran trayectoria detrás: “Yo creo que tú puedes contratar una opción por 12 o 18 meses en alrededor de 150,000 pesos a lo mejor. Dependiendo de la complejidad del proyecto va de 650 a 1,200 para pagar, y tiene mucho que ver con el guión”.
Información y fotos cortesia FICG/Universidad de Guadalajara
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