Lo siento, cariño: el abrumador debut de Eva Victor como directora

Lo siento, cariño se enfoca en el proceso de recuperación después de un trauma.

El trauma es un tema que puede dar mucho para explorar en el cine desde distintos matices, algunos más explícitos o dramáticos que otros; pero pocos se empeñan en mostrar lo que pasa después de la manera en la que Lo Siento, Cariño lo presenta. Esta cinta es el debut de la actriz Eva Victor como directora de cine y guionista, la cual llega a la cartelera este fin de semana.

La historia se centra en Agnes (Eva Victor) quien a través de los años trata de seguir con su vida, pese a que el eco de un evento traumático insiste en volverse presente una y otra vez de distintas maneras. Pero a la par que tiene que lidiar con su dolor y los recordatorios de aquel día, también encontrará personas que le ayudarán a sobrellevarlo, como Lydie, su mejor amiga (Naomi Ackie) su vecino, Gavin (Lucas Hedges) o incluso un simple extraño (John Carroll Lynch). El filme también cuenta con las actuaciones de Louis Cancelmi, Kelly McCormack, Hattienne Park, E. R. Fightmaster, entre otros.

Pese a desempeñarse en tres roles distintos, sin duda Victor se las arregló bastante bien para entregar una actuación brillante que nos va llevando a lo largo de la historia, es notorio que se trata de un proyecto personal en el que se involucró bastante, pero con la distancia necesaria para crear una historia que se complementa con las demás actuaciones, especialmente en el caso de Ackie, que se vuelve un gran punto de apoyo, o Carroll Lynch, quien colabora en una de las escenas más conmovedoras de la cinta.

La fotografía está a cargo de Mia Cioffi Henry, quien utiliza bastante bien la exposición de la luz para llevarnos por distintos lugares, desde la calma y la ternura, hasta la opresión o la tensión, sin mencionar las tomas que se convierten en un segundo lenguaje para contar lo que no se puede decir con palabras, pero que las imágenes nos van sugiriendo, especialmente respecto al mundo interno de la protagonista. Todo ello acompañado por la música de Rob Rusli.

En lo narrativo, el filme da varios saltos en el tiempo que se presentan como distintos años, comenzando in media res con una reunión de ex compañeros que nos va introduciendo a la vida de la protagonista y la forma en la que conlleva distintos aspectos como su desarrollo profesional y su paso a la adultez, que a su vez son trastocados por el trauma. Esta decisión no sólo requiere la atención del público en los detalles, sino que también refuerza el hecho de que este tipo de procesos no son lineales y emula la distorsión en la percepción del tiempo que suelen experimentar los sobrevivientes de un trauma.

En este aspecto, la cinta tiene una manera muy delicada y exacta de mostrar el trauma. No hay dramas explosivos ni momentos desgarradores, sino una especie de slice of life, pequeños fragmentos de momentos cotidianos intercalados con situaciones significativas donde el dolor no grita, pero se expresa en un silencio que es mucho más demoledor, donde los pequeños detalles van narrando esa lucha interna por sobrevivir un día a la vez. Eso es lo que la hace tan contundente, porque muestra una versión bastante realista del trauma, donde la confusión, la culpa, la vergüenza y otras emociones contradictorias se cruzan y dan vueltas en distintas direcciones.

Por otro lado, la cinta tiene un humor peculiar, podría considerarse oscuro, pero al mismo tiempo es cuidadoso con la situación, se trata de un humor en el que hay cierta crítica ácida a la respuesta de las instituciones y el juicio, pero también tiene momentos en los que también se vale de las situaciones incómodas, la tensiones en la comunicación y otros aspectos que le dan un toque muy humano. Victor tiene un buen ojo para capturar esos rasgos peculiares que dotan a sus personajes de carácter y los vuelven más humanos; además de que balancea la dureza de la situación con un lado divertido y un gato de apoyo emocional.

Personalmente, considero que la perspectiva de Victor es refrescante. Encuentra un punto medio que se siente bastante tangible y real con lo que muchas personas seguramente se identificarán y les darán su propio significado a distintos guiños. No es una cinta que trate de buscar un lado optimista ni tenga respuestas para lo que muestra, pero en los distintos tiempos con los que juega, nos transmite una evolución, lenta, paulatina, pero visible, hasta llegar al último acto que se vuelve casi como una declaración frente a los horrores que pueden ocurrir en la vida. Se trata de una cinta de nos recuerda la importancia de las redes de apoyo.

No es una cinta que pueda ver cualquiera, incluso diría que probablemente necesites estar en un buen lugar para digerirlo. No obstante, vale reconocer el cuidado con el que trata un tema difícil, así como la brillante ejecución para sacudirte y dejarte reflexionando un buen rato. Así pues, se trata de una cinta que aborda la incomodidad, te lleva por lugares difíciles, pero te ofrece cierta calidez para seguir adelante una vez que se acaba.