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Pecadores: Michael B. Jordan protagoniza una singular historia de terror y libertad

  • Foto del escritor: DroideTV
    DroideTV
  • 18 abr
  • 3 Min. de lectura

El director de Pantera Negra regresa combinando distintos géneros en una cinta en Pecadores con Michael B. Jordan


El director de Pantera Negra regresa combinando distintos géneros en una cinta en Pecadores con Michael B. Jordan

Esta semana se estrena Pecadores, cinta escrita y dirigida por Ryan Coogler (Creed, Pantera Negra) donde Michel B. Jordan interpreta dos papeles al mismo tiempo. Los adelantos del filme han sido muy cuidadosos a la hora de revelar detalles sobre su historia, lo que genera mayor curiosidad sobre qué historia mostrará la dupla de Coogler y Jordan en esta ocasión.


La historia se sitúa en Mississippi durante los años treintas, cuando los gemelos Smoke y Stack (Michel B. Jordan) regresan a casa para hacer negocios y abrir una cantina con ayuda de su joven primo Sammie (Miles Caton) y algunas personas de su pasado. Lo que pareciera ser una inauguración asombrosa da un giro espeluznante cuando un extraño (Jack O’Connell) llama a la puerta, pidiendo que lo dejen entrar como a todos los demás. El reparto incluye talentos como Hailee Steinfeld, Wummi Mosaku, Jayme Lawson, Delroy Lindo, Li Jun Li, entre otros.


Una de las características más notorias de la cinta es como entremezcla diversos temas y motivos, creando así una cinta difícil de clasificar en un solo género; si bien el terror predomina, también es cierto que se alimenta del drama histórico y la música (al punto de acercarse bastante a un musical) para lograr tratar los temas que le interesan a Coogler.


A nivel narrativo, la cinta se las ingenia para brindar a cada uno de sus personajes principales un trasfondo que termina influyendo en el curso de la historia, todo sin alargar demasiado el ritmo. Cada uno de sus personajes termina siendo parte de un mosaico más grande con el que el director muestra temas como el racismo, la movilidad social, la religión, pero especialmente, la libertad. Todo ello, tomando el folklore como la brújula que marca el rumbo de esta historia.


Las actuaciones son disfrutables, principalmente en el caso de Caton, quien crea un contrapeso para la doble actuación de Michael B. Jordan que, a pesar de prestarse en bastantes ocasiones a la confusión, también nos permite apreciar el rango de Jordan, incluyendo algunos momentos realmente dramáticos. O’Connell es un excelente némesis, aunque mi favorita personal es Wummi Mosaku.


En este collage de géneros, la música tomará un papel importante, casi como una extensión misma de los personajes. Ludwig Göransson hace un increíble trabajo al dotar a la cinta de sonidos variados, llenos de tradición e incluso una pieza en particular que roza el límite con lo extraño, pero logra equilibrar un grupo de sonidos eclécticos para hacer una verdadera fiesta a través del tiempo. También vale la pena mencionar a los propios artistas que cantan y bailan a lo largo de la cinta.


Otro de los aspectos que le dan un toque especial a la cinta es su fotografía, a cargo de Autumn Durald, quien crea varias composiciones geométricas que recuerdan algunas cintas contemporáneas de art horror. Hay una combinación entre el impresionismo de los espacios naturales y las composiciones más calculadas de los edificios que genera escenas memorables y cierta iconografía en la cinta.



Quizás la mayor debilidad de la cinta es que en ocasiones se siente que quiere abordar más de lo que puede, lo que se denota aún más hacia el final, con una conclusión que tarda en llegar y parece perder dirección en momentos. La cinta empieza con un tono casi realista, hasta que llega el momento de quiebre en que se convierte en algo completamente distinto, lo que puede llegar a confundir al espectador.


No obstante, se trata de un filme que tiene claro hacia dónde quiere ir, lo que permite que mezcle distintos géneros y todos se sientan pertinentes al final. Una historia donde el monstruo no es el verdadero horror, sino el elemento que rompe toda la normalidad para hacer que los protagonistas reflexionen sobre su verdadera naturaleza. También vale la pena mencionar que la cinta le da un aire fresco a uno de los monstruos más vistos y estereotipados del cine.


Así pues, se trata de una cinta que aspira al balance entre el art horror y la acción comercial, por lo que puedes encontrar un poco de todo: ya sea un vistazo al racismo con múltiples lecturas o escenas de acción y tensión que aprovechan su música y fotografía para llevarte por un viaje sensorial. Pecadores es una cinta que se arriesga y eso se agradece. Recomentada para quien busca un horror diferente.


Andrea Rodriguez

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