Patty Jenkins mantiene la fuerza de la primera cinta y avanza para otorgar otra aventura épica y emocional que evidencia el lado humano de la diosa amazona
La primera cinta de Wonder Woman fue un extraordinario trabajo, colocándose como una de las mejores de este subgénero de superhéroes. Se trató de un filme épico donde la mancuerna entre la directora Patty Jenkins y la actriz Gal Gadot ofreció un espectáculo memorable.
La vara estaba alta para la siguiente cinta, y el resultado final logra dar otro paso más, manteniéndose en la misma dirección. Este nuevo filme sigue las reglas de las secuelas, ofrece de todo, un poco más. Es más emocionante y emocional, las escenas de acción siguen siendo sorprendentes y esta vez la vulnerabilidad de Diana será parte importante de esta evolución otorgando secuencias interesantes. Desde el primer minuto la acción está presente, pero el humor, la fantasía, la reflexión con un poco de crítica social también son los ingredientes.
Revelar algo de la trama es complicado, porque existen tantos detalles que arruinarían la sorpresa para muchos, ya que está construida de tal manera que es difícil compartir algo sin revelar otro. Eso no significa que después de verla por primera vez, con las sorpresas reveladas, ya no tendrás ganas de verla más, al contrario, no se trata de hallazgos que pierden su efecto a la primera vez.
Lo que es seguro compartir, es que la historia involucra de nuevo a los dioses, y las secuelas del final de la anterior cinta cumplen parte importante al igual, sobretodo con el regreso de Trevor. Al comenzar, parte de esa magia pone a dudar hacia donde se dirige la historia y que tan serio se volverá. Antes de la mitad todo está muy claro y existe de nuevo el equilibrio entre la fantasía con la realidad, ya que la mano de ese dios tiene influencia en los dos villanos de la película, con momentos y reflexiones que te ponen a pensar. Aunque debo admitir que ese cambio no se da tan gradual y con ello muestra inconsistencias en el tono de la película, como si quiera encontrar su camino correcto. Hay una crítica sobre el consumo, que aunque se ubica en los ochenta, es equiparable a nuestros días en donde la saciedad por tener parece incrementarse, el problema es que para obtenerlo se pase por encima de los derechos de los demás.
Está por demás decir que Gal Gadot hace un excelente trabajo, además de subir otro nivel en la acción, nos muestra los estragos emocionales que causó la perdida de Trevor y también lo que significa recuperarlo. La película presenta más de la mitología de este personaje con elementos favoritos por los fans que se cristalizarán en la pantalla grande. El tráiler ya nos muestra que Diana aprende a volar, aquí descubrimos cómo sucede ese aprendizaje. Esos pequeños detalles se convierten en momentos emocionantes. La problemática principal también la vuelve vulnerable físicamente y eso es otro acierto al dar más matices y oportunidades a la heroína.
Kristen Wiig es una agradable sorpresa, si bien ha demostrado su talento en drama como en comedia, este personaje comienza con un tono muy parecido a Jamie Foxx como Electro en Spider-Man, pero ella sabe dónde detenerse y gradualmente se convierte en una Cheetah interesante tanto psicológica como físicamente. Es un contrapeso perfecto para la heroína. En el lado menos amable, llega un momento cercano al climax de la película en que desaparece, en que deja de ser foco de atención y se extraña, después vuelve para la acción pero el impacto ya no es el mismo porque su crecimiento gradual tiene ese bache que no se recupera.
Pedro Pascal es el villano humano, por así decirlo, ya que la influencia del dios llega a él, convirtiéndolo en un verdadero peligro. Es el envase donde la crítica social llega, donde se reflejan los deseos más oscuros de la humanidad. Sin embargo una de las claves es buscar la redención y ello lo lleva por un arco interesante.
Los ochentas son parte importante del aspecto visual, incluso se evidencia en las problemáticas mundiales del momento, pero es sutil, no es una bomba de clichés, se va dosificando poco a poco, pero es un aspecto positivo, mostrando paralelamente el lado eterno de Diana y su problema al lidiar con el paso del tiempo y perder a sus seres queridos.
En el climax de la primera cinta, Diana hace una reflexión en voz alta, que para algunos rayó en lo cursi, como una especie de sermón sentimentalista, aunque ciertamente no ajeno a su personalidad. En la segunda sucede igual, incluso es uno de los pocos aspectos que parecen duplicados, lo que puede salvarlo esta vez es que, no es tanto un pequeño sermón, sino una reflexión que si tiene eco e influencia en la trama. Aun así suena un poco forzado y anticlimático, si bien logra salvarse con un final que retoma el rumbo y termina en buenas condiciones.
Otro gran acierto para este personaje, una aventura épica de principio a fin, una cinta ágil y divertida, con un mensaje para reflexionar y las ganas de ver más y más de Wonder Woman en la pantalla grande.
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