Los Daniels cumplen la promesa de su título con una película llena de géneros y emociones
En un mundo moderno tan agobiante siempre nos terminamos preguntando “¿qué pasaría si…?” La carrera que escogiste, el trabajo que conseguiste, la pareja que tienes o la que dejaste; incluso cosas nimias como qué facturar y qué no, cada decisión da pie a un camino diferente. Daniel Kwan y Daniel Scheinert (conocidos como Los Daniels) no quisieron quedarse con las dudas y crearon un multiverso en torno a una mujer que tiene problemas con Hacienda.
Todo en todas partes al mismo tiempo (Everything Everywhere All at Once) es la condensación de una idea que comenzó a bosquejarse en 2016, antes de que la presidencia de Trump y el coronavirus nos hiciera cuestionarnos si había llegado el fin de los tiempos. La historia sigue a Evelyn, una mujer que debe cuidar a su padre mientras atiende la auditoria de su negocio de lavandería cuando hace contacto con otros universos y la misteriosa amenaza que pondrá a todos los mundos posibles de cabeza.
Esta cinta tiene como heroína improbable a Michelle Yeoh (Locamente millonarios) acompañada por Ke Huy Quan (Los Goonies) quien regresa a Hollywood después de 25 años como el dulce esposo, Waymond; el talento en ascenso de Stephanie Hsu como la peculiar hija, Joy y el reconocido James Hong (Blade Runner) como el padre, Gong Gong; con la carismática Jamie Lee Curtis como la agente de Hacienda que hará temblar a Evelyn. Esta singular agrupación nos mostrará una amplia gama de interpretaciones a través de las versiones alternativas de sus personajes, destacando Ke por su dualidad entre marido afectuoso y héroe de acción.
También hay que descatar la dupla de Yeoh y Curtis, ya que esta película las coloca en roles poco explorados, como mujeres más cercanas y ordinarias, con canas, cansancio y problemas románticos, incluso Yeoh ha comentado que encontró este papel como algo refrescante. Por su parte, Hsu lo hace en grande dándole a esta historia el contrapeso y el drama que necesita, sin mencionar que el diseño de vestuario para su personaje es simplemente icónico en cada una de sus versiones.
Por su parte, los Daniels (conocidos principalmente por Un cadáver para sobrevivir) no se contuvieron en absoluto a la hora de explorar el multiverso; aquí hay espacio para todo: un universo donde las personas tienen dedos de hot dogs, otro donde las personas son piñatas o incluso aquel donde la vida no fue posible y sólo hay rocas en un amplio desierto. En medio de todo eso, también hay lugar para guiños a una variedad de filmes que van desde Matrix, 2001: Odisea del espacio y Deseando amar hasta Ratatouille y por supuesto, un bello homenaje a las películas de kung fu.
Toda esta exploración caótica es aderezada por la coreografía de lucha de Andy y Brian Le, quienes tuvieron muy presente el estilo de acción de Hong Kong donde la verosimilitud pende de un delgadísimo hilo y hay pie para toda clase de destrezas sobrehumanas. Pero esta película va un paso más adelante, con pelas donde los útiles de oficina, el baile o incluso un diminuto pulgar se pueden convertir en armas letales.
La película tiene la extraña particularidad de abrazar la locura, el caos y la excentricidad como parte de su esencia y aun así conmover. Cuando dicen “todo” es definitivamente todo: hay espacio para el suspenso, la acción, la comedia, pero también el drama familiar y un poco de existencialismo. En un momento te partes a carcajadas y en el siguiente te toca en el corazón con algo tan simple y poderoso como una mujer en su propio camino para aprender a escuchar a las personas que tiene al lado.
Pueden odiarme por lo que diré, pero en ningún momento alguien dice “te amo en todos los universos” sino que hacen algo mucho mejor: lo demuestran con una escena magistralmente editada y un delicado trabajo de fotografía. Los Daniels enfrentaron el reto de hacer una historia formada de múltiples posibilidades, tomar ese caos y crear un paisaje con una brisa de esperanza en medio de tiempos tan complejos y desbordantes como los nuestros.
No exagero cuando digo que este filme tiene el potencial para convertirse en una película de culto con variadas lecturas sobre los problemas actuales como la infodemia y la falta de conexión real con los demás. Y ante sobre todo, nos brinda una bella reflexión sobre la amabilidad.
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