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  • Foto del escritorDroideTV

Aquaman y el Reino Perdido: Jason Momoa cierrra un ciclo del DCEU

El último capítulo de esta etapa del DCEU cierra también la historia de Aquaman

Aquaman y el Reino Perdido

Llega a las salas Aquaman y el Reino Perdido la secuela del rey de los mares con la que el DCEU cierra una década de películas en medio de un contexto difícil donde nada parece cesar el desencanto por las películas de superhéroes. James Wan (Maligno, El Conjuro 2) retoma su trabajo como director con David Leslie y Johnson-McGoldrick en el guión, sin mencionar que ellos tres junto a Jason Momoa y Thomas Pa’a Sibbett trabajaron en la historia.


En esta nueva entrega, Arthur Curry (Jason Momoa) ha tomado su rol como rey de Atlantis y padre de familia junto a Mera (Amber Heard) mientras aún busca la paz entre la tierra y el mar. No obstante, un peligro sepultado en el hielo le dará a Black Manta (Yahya Abdul-Mateen II) el poder que necesita para destruir al mundo entero y sus distintos reinos. Ante el regreso de Black Manta, Aquaman deberá recurrir a un aliado inesperado: su hermano Orm (Patrick Wilson).


En primer lugar, esta secuela sigue jugando con escenarios alocados, casi surreales y diseños de personajes cargados de fantasía, lo que ofrece cierto deleite a la retina, aunque los efectos especiales pueden cojear de vez en cuando, vale decir que también tiene buenos momentos que resultan bastante dinámicos.


Como se puede ver, la historia cuenta con varios planos y subtramas, mostrando una faceta diferente del héroe como padre que busca construir la familia que no tuvo a la vez que enfrenta un terrible mal que amplia lo que conocemos de Atlantis y mezcla la parte humana y heroica del personaje de tal manera que tiene que desarrollarse en una para poder avanzar en otra. Una fórmula que regresa a lo clásico de los superhéroes sin por ello dejar de ser entretenida.


Incluso vale decir que el dúo de Momoa y Wilson le da un buen balance a la cinta, con personalidades dispares que lograr avanzar de una manera un poco accidentada. Incluso se siente un cuidado a la hora de incluir a Heard en la historia después del escandaloso juicio contra Johnny Deep, pues en esta ocasión su participación es menor y se muestra casi en los momentos meramente esenciales para la historia. La pregunta clave es si el tiempo y la sobre oferta en este género puede evitar que se sienta como una hermana espiritual de Thor: un mundo oscuro al tener una estructura y personajes con ciertas similitudes.


Quizás este sea justo el talón de Aquiles de la cinta: no se siente que tenga un tono propio y bien definido, sino que en buena parte son conflictos que se prestan a comparaciones y encima en algunas ocasiones se tocan de manera superficial. Se trata de una aventura entretenida que salta de una escena de acción a otra en medio de mundos alocados, pero en medio de todas esas peleas y persecuciones deja poco espacio para desarrollar las problemáticas o a los personajes y simplemente llegan a una conclusión porque es la necesaria, lo que también provoca uno que otro agujero de guión.


Así pues, Aquaman se queda en una posición un poco tibia entre un mensaje interesante y una faceta poco abordada de los héroes, pero con una trama llena de clichés y lugares comunes que hacen que se sienta un poco predecible. El DCEU ha tenido una trayectoria accidentada buscando su propia fórmula para avanzar y parece que hasta ahora esa ecuación sigue siendo un misterio con sus contadas excepciones. No obstante, vale preguntarse qué tanto se ha perdido el interés en el género a partir de la repetición.


Sin duda, la secuela de Aquaman es una historia entretenida con una buena dosis de acción y algunas ocurrencias para pasarla bien entre amigos. Pero es justo eso lo que puede esperarse y nada más. Quizás, en este caso sea esa sencillez lo que ayude a la cinta en un año que ha sido duro para DC.

Andrea Rodriguez

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