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Drácula: Mar de Sangre se enfoca en el viaje hacia Londres del conde

La película regresa a los puntos clásicos del terror, mostrando un monstruo despiadado

Drácula: Mar de Sangre

Esta semana se estrena Drácula: Mar de Sangre (The Last Voyage of the Demeter) película basada en el capítulo siete de la famosa novela de Bram Stroker. El filme dirigido por André Øvredal (Historias de miedo para contar en la oscuridad, La autopsia de Jane Done) con el guión de Bragi F. Schut y Zak Olkewicz se enfoca en aquellos relatos de la tripulación encargada de llevar a Drácula hacia Londres.


De este modo, un joven médico (Corey Hawkins) hace todo lo posible para trabajar en el Démeter, embarcación dirigida por el Capitán Eliot (Liam Cunningham) con Wojchek (David Dastmalchian) como segundo al mando, donde también viaja el nieto del capitán (Woody Norman). Los marineros están encantados con el pago por transportar un misterioso cargamento lo más pronto posible, pero sucesos muy extraños comienzan a ocurrir. En pleno mar abierto, sin un lugar a donde huir y con los recursos limitados, la embarcación se pregunta si lograrán ver el final de su viaje.


La película tiene un giro creativo interesante, pues en lugar de presentar un refinado y atractivo conde como en su momento lo hizo Gary Oldman, nos presentan a un monstruo en toda la extensión de la palabra: una criatura repulsiva que utiliza tanto sus poderes como su inteligencia para acechar a los marineros y cazarlos como si de ratones se tratara. El vampiro de esta cinta (interpretado por Javier Botet) regresa a lo clásico en más de una manera.


Una de las características destacadas de la película son sus efectos prácticos y el maquillaje, pues se construyó un set para darle realismo a las acciones que ocurren en el mar. Tanto las heridas como el diseño del monstruo son impresionantes sin necesidad de llegar a lo visceral, por ello es muy probable que más de uno se sienta conectado al cine clásico, pero con ciertas decisiones que le dan un aire actual a la película, sin descuidar su fuente.



Ahora bien, la cinta tiene algunos problemas en cuanto a la ejecución de la premisa. Por una parte, trabajar con una figura tan popular y utilizada como Drácula es un desafío por sí mismo, es sencillo saber lo que va a pasar al final de la película, por lo que el viaje tiene que ser realmente emocionante para preguntarnos qué fue lo que sucedió. No obstante, el ritmo se siente lento y la manera en que se nos presenta la información es un poco caótica, haciendo que en ocasiones se pierda la tensión.


Desafortunadamente, lo que sabemos de muchos personajes es apenas superficial y aquellos que tienen mayor foco aun así se nos presentan sus motivaciones e intereses en momentos abruptos, por lo que es difícil conectarse con ellos e interesarse en su futuro, con excepción de un personaje en particular que a pesar de su papel secundario se va construyendo sutilmente a lo largo de la historia y nos brinda una de los momentos más memorables de la película. En cierta manera, tiene algunas similitudes con Alien pero sin lograr esa tensión que nos mantiene al borde del asiento todo el tiempo.


Así pues, es una cinta con sus aciertos y algunos momentos memorables, especialmente hacia el final de la misma, pero se siente un poco desabrida al no lograr proyectar la tensión y desesperación, que se resiente aún más debido a la falta de construcción de sus personajes. Se trata de una película que puede ser disfrutable para los amantes de los vampiros clásicos y aquellos enamorados de las historias de terror clásica, pero que seguramente no termine de conectar con el público que busque algo más audaz o experimental.


Andrea Rodriguez

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