Cuando el director Gary Dauberman y James Wan comenzaron a pensar en la historia de “Annabelle 3: Viene a Casa”, Wan estaba trabajando en “Aquaman” con Patrick Wilson. Recordando una conversación que tuvieron, el actor dice: “James quería comenzar con la siguiente película de ‘Annabelle’, para que dejara de vivir en el pasado, y para llevarla a casa, es decir: a casa de los Warren. Tenía la idea de poner al frente a Lorraine y Ed, y luego detonar todo a partir de ahí. Y eso es exactamente lo que hace la película”.
El filme comienza con los Warren recuperando Annabelle de las estudiantes de enfermería —quienes la ceden con mucho gusto—, y posteriormente manejando por un camino rural deshabitado, con la muñeca sentada en el asiento trasero del auto, como si tuviera vida propia. “Sucede algo inesperado en el camino —lo cual está basado en una situación real que les sucedió a los Warren cuando iban a casa con la muñeca—; eso debió haber servido como una señal de lo que podía pasar”, bromea Wilson, “pero obviamente llegan a casa”.
A pesar de la naturaleza aterradora del material, Wilson y Farmiga siempre han logrado agregar a la relación de sus personajes en pantalla, una dulzura que refleja la de sus contrapartes de la vida real, y volver a trabajar juntos fue un placer para ambos. Farmiga dice que sin importar la seriedad de la escena que estén grabando, “me encanta lo mucho que Patrick sonríe a lo largo del día”. Incluso hace la broma: “Una vez lo cronometré, y en un tiempo de 60 segundos, sonrió al menos 15 veces”.
Wilson contesta: “es muy divertido asustar a Vera, y es muy fácil, lo cual ayuda en una película como ésta. Por supuesto, es una de las mejores actrices que hay. Punto. No hay un momento en el que no esté buscando en las profundidades, mientras encuentra también la luz”.
Farmiga agrega: “Patrick es maravilloso, y nos divertimos mucho”. Después de todas esas películas juntos, hace la observación: “Ya somos familia. Es como mi primo bobo”.
Ambos actores consideran que los ha ayudado el no acercarse a estas películas como si fueran de terror, pues están interpretando una pareja que en verdad lo vivió y lo manejó todo con mucha inteligencia y armonía. “No pienso en éstas como parte de algún género, sino como una historia de amor”, dice Farmiga, “y creo que por eso funciona”.
Farmiga opina que fue genial trabajar con Dauberman por primera vez. “Es como el mago de Oz, cuando por fin sale de detrás de la cortina y, supervisando su creación, toma el timón con mucha confianza”, sonríe.
Dauberman también disfrutó trabajar con Farmiga y con Wilson. “Tener la oportunidad de dirigir a Patrick y Vera como Ed y Lorraine fue un sueño hecho realidad”, dice. “Conocen muy bien a estos personajes, y tienen muy buenas ideas sobre cómo trabajar cada escena. Fue como tomar el volante de un Ferrari; trabajan con tal suavidad y saben tan bien qué hacer, que en algunos momentos puedes dejarlo ir, y sabes que todo estará bien.
“También me apoyaron mucho”, continúa. “Dado que ésta era mi primera película como director, fueron muy pacientes y colaboradores, y fue genial tenerlos ahí para meter las manos y sostener nuestra historia”.
Mientras que lo central de la película son Annabelle, los otros artefactos, y la destrucción que traen juntos, los Warren no están en casa esa noche, así que es su hija, su niñera y una amiga quienes deben hacer todo lo necesario para sobrevivir. Y aunque no le había dicho nada a nadie, la pequeña Judy Warren empieza a sospechar que es más parecida a sus padres de lo que se imaginan.
Judy es interpretada por Mckenna Grace, quien dice: “Mi personaje tiene poderes, un poco como su mamá; tiene visiones, y creo que se siente insegura al respecto, porque ver todas esas imágenes en su cabeza puede ser aterrador. O tal vez no están sólo en su cabeza”.
También está lidiando con aislamiento en la escuela conforme la comunidad empieza a entender lo que hacen sus padres, pues se están publicando notas respecto a su trabajo en el periódico local. “Se siente un poco al margen de todo, porque los chicos de su escuela la molestan y no quieren ser sus amigos”.
En realidad, Grace es muy activa en su escuela, y dice: “Me enteré de que había obtenido el papel cuando estaba en práctica de porras, y tuve que tomarme un par de minutos. Sabía que iba a ser difícil porque hay muchos gritos y mucho llanto… básicamente toda la película. ¡Pero estaba muy emocionada!”.
Parte de su entusiasmo viene de un gran amor por el género. “A mi papá y a mí nos gusta ver juntos películas de terror los fines de semana, y me parece que éstas son muy buenas, y que James Wan es un genio”, afirma. “Me gusta la adrenalina. Antes, estás como…: ‘Esto va a asustarme; estoy emocionado, pero tengo miedo’. Pero después puedes reírte, y pensar, ‘Estuvo muy loco. ¡Quiero verla otra vez!’”.
Como gran admiradora de las películas “Conjuring” en particular, Grace estaba fascinada de trabajar con Farmiga y Wilson, y ellos estaban impresionados con ella. “Es una actriz maravillosa”, dijo el segundo. “Y también es un gran ser humano. Creo que nunca había conocido a una chica con mejores modales que Mckenna, y su generosidad emocional me parece admirable”.
“Siempre me maravilla encontrar ese delicado balance entre tener suficiente experiencia para entender cómo funciona un set —cada toma, los actores, directores y demás—, y poder seguir siendo una chica”, dice Wilson. “Sabes que Mckenna está divirtiéndose y que ama actuar, y puedes hacerle un comentario, y lo toma bien y lo lleva a la práctica. Tiene mucha habilidad técnica”.
El día que suceden los eventos, es también el cumpleaños de Judy, aunque nadie aceptó la invitación a su fiesta de celebración. Pero su niñera, Mary Ellen, está planeando hacerle un pastel. Madison Iseman, quien la interpreta, dijo: “A Mary Ellen le gusta arreglar las cosas. Siente la responsabilidad de que todos sean felices y estén a salvo, y hoy le toca a Judy. Se tienen confianza, y creo que crecieron cerca la una de la otra, así que Mary Ellen piensa en Judy como en una hermana menor, y haría cualquier cosa por ella”.
Iseman disfrutó trabajar con su pequeña coprotagonista. “Mckenna es la joven actriz más talentosa con quien he trabajado. Cada vez que hacíamos una escena juntas, me sorprendía de lo buena que es”.
Judy no es la única persona a la que Mary Ellen tiene que cuidar. Su amiga, Daniela, se abre camino a la casa con su propio objetivo oculto. Se aprovecha del enamoramiento de Mary Ellen con un chico al que conocen, y la chantajea discretamente para que le permita ir a la casa mientras los Warren no están.
Iseman cree que ambas chicas son un “yin y yang. Mary Ellen es una chica inteligente, íntegra, y Daniela tiene un buen corazón, pero es conflictiva. Pero se quieren, y se complementan la una a la otra. Aun así, cuando las cosas empiezan a ponerse mal en la casa, Mary Ellen se siente culpable por haberle permitido la entrada a Daniela. Pero esa es su naturaleza”.
Katie Sarife, quien interpreta a Daniela, dice: “Es muy simpática, extrovertida y con mucha presencia, y tiene un corazón enorme. Pero también tiene una curiosidad inmensa sobre la vida después de la muerte y lo sobrenatural, lo cual llega de una pérdida. Por ello, cuando se entera de la profesión de los Warren, y de que Mary Ellen es su niñera, se autoinvita a la casa y, sin darse cuenta, causa un verdadero alboroto”.
En realidad, Daniela es el catalizador de todo lo que sucede, pues no sólo se asoma al cuarto cerrado de artefactos, sino que abre el contenedor de Annabelle, y toca prácticamente todo, lo cual despierta a los espíritus que están conectados a los objetos. Sarife estaba fascinada con el set en sí mismo.
“Es el corazón de la casa de los Warren, porque ahí tienen un pequeño fragmento de cada uno de sus casos”, dice. “A pesar de que sólo era un set, cuando entrabas, sentías que había un millón de ojos observándote; hay tantas piezas diferentes, y empiezas a imaginar todos los demonios y fantasmas y espíritus que podría haber si fuera real… No tendrías idea de qué iba a cobrar vida”.
Al respecto de sus tres protagonistas jóvenes, Dauberman dijo: “Trabajar con Madison, Mckenna y Katie fue genial. La trama gira alrededor de ellas, y lograron aterrizar el material. Eso era importante porque algunos de los sustos son un poco extraños, un poco fantásticos, y no habría funcionado de no ser por estas chicas, con la increíble energía que trajeron, y la forma en la que reaccionaron ante todo. Y las relaciones personales estuvieron tan bien interpretadas, que es fácil creer que siempre han sido amigas, y que tienen una historia real”.
Safran dijo: “Encontramos a Madison en las primeras etapas del proceso de selección de reparto, y su habilidad para ir de un momento tranquilo a un verdaderamente intenso y aterrador fue extraordinaria. Supimos en ese momento que ella era nuestra Mary Ellen. Tomó más tiempo encontrar a Daniela, pero cuando Katie entró, todos respiramos de alivio porque supimos que la habíamos hallado. Y Mckenna, pues… fue maravilloso encontrar a alguien de su edad que tuviera tanta habilidad y esa ética laboral. Cuando realizó su audición, supimos inmediatamente que ella era la indicada, y lo fue”.
Hubo un elemento crítico más que, de acuerdo con Dauberman, las actrices aportaron a sus papeles: “Las tres manejan perfectamente el clásico ‘grito de reina’; podían emitir estos gritos que enfrían la sangre, que es exactamente lo que se necesita. Incluso busqué más formas de incorporarlos, porque eran muy buenas en ello”.
Sobre los otros personajes, Michael Cimino desempeña el papel de Bob, también conocido como “Bob’s got balls”, el chico del que Mary Ellen se enamora, y que trabaja en la tienda de abarrotes; el veterano en las películas de “Conjuring”, Steve Coulter, regresa como Father Gordon, quien accede a bendecir a Annabelle cuando llega a casa con Ed y Lorraine. Entre los niños de la escuela de Judy, Luca Luhan interpreta a Anthony Rios, cuyo nombre es un homenaje al esposo de la verdadera Judy Warren Spera, el investigador paranormal Tony Spera.
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