El director de Jojo Rabbit entrega una mezcla de drama y comedia llena de pasión
El próximo 28 de diciembre se estrena Gol Gana, la más reciente película de Taika Waititi (Thor: Ragnarok, Jojo Rabbit, Lo que hacemos en las sombras) inspirada en el documental homónimo que cuenta la historia de Thomas Rongen y el trabajo que hizo con la selección de fútbol de Samoa Americana, considerado como uno de los peores equipos del mundo tras ser vencidos 31 – 0 contra Australia en 2001.
Taika Waititi junto a Ian Morris trabajaron en el guión que nos muestra la historia de dos islas: Samoa Americana y el propio Thomas Rongen (interpretado por Michael Fassbender) quien se ve empujado a aceptar el trabajo y unir esfuerzos con Tavita (Oscar Kightley) para entrenar al equipo de la isla, entre los que se encuentran Daru (Beulah Koale) y Jaiyah (Kaimana) quienes deberán de esforzarse si quieren calificar a la Copa Mundial, un sueño que parece casi inalcanzable, por lo que Tavita sólo quiere ver cumplir un objetivo: el primer gol del equipo.
Uno de los grandes fuertes en esta película es el propio guion: la historia de la selección de Samoa Americana y sus integrantes es interesante por sí sola, pero es la perspectiva del guion la que le da una personalidad memorable a la cinta (con algunas licencias poéticas respecto a la historia real). No se trata de la típica historia inspiracional donde un caucásico revoluciona la vida de un grupo marginado. En absoluto. Esta es la historia de cómo una isla revoluciona la vida de un caucásico y en el camino ambos cambian para siempre.
La perspectiva del guion se combina con la edición para crear una película llena de comedia, con momentos que van desde lo más absurdo hasta los desatinos y fatalidades con los que más de uno puede sentirse identificado; hay un balance entre la ligereza del humor con el peso del drama, especialmente respecto a la lucha personal de Rongen, que se nos devela a cuentagotas hasta el momento indicado.
Fassbender no es el único que brilla en la cinta, sino que la chispa que enciende la cinta es justo la sinergia que logra con los otros actores, como Kightley, Kaimana, Sisa Grey o Elisabeth Moss, siendo quizás la historia de Jaiyah la que va tomando coprotagonismo conforme la cinta avanza, creando un contrapeso a la actitud recia y fría de Rongen a la vez que funge como su puente hacia el resto del equipo y las costumbres de la isla.
La fotografía también tiene su mérito, en parte por la manera en que la iluminación y la corrección de color nos transportan a una isla paradisíaca, pero también por los ángulos y las tomas que nos hacen empatizar con las luchas personales de cada personaje, así como logra mantenerte al borde del asiento una vez que empieza el juego.
Además, otra de sus virtudes es que el público se puede acercar sin ser un amplio conocedor de fútbol, como un extraño que llega a un nuevo territorio; ya que aunque el deporte es el eje central de toda la película, tiene una riqueza de subtramas para atrapar incluso a los menos aficionados.
Así pues, se puede decir que se trata de una película que predica con el ejemplo: uno puede imaginarse a Waititi y el elenco gozando el momento mientras filmaban. Una cinta que visibiliza temas profundos desde un enfoque más ligero y animado. Una buena propuesta para ver una historia de superación con un toque totalmente inesperado.
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