top of page
  • Foto del escritorDroideTV

Llaman a la puerta, la nueva película de Shyamalan sobre las creencia y la fe

Basada en un exitoso bestseller, la película confronta los principios de sus personajes

M. Night Shyamalan es un nombre bien conocido por explorar premisas fuera de lo común, lo que en ocasiones resulta en películas de culto y a veces en fracasos o títulos que la gente prefiere ignorar, pero siempre prevalece el impulso por explorar otras narrativas. En este caso, Shyamalan regresa junto con los guionistas Steve Desmond y Michael Sherman para adaptar el bestseller The Cabin at the End of the World de Paul Tremblay.


La premisa es bastante interesante: como el nombre de la novela lo indica, una familia está de vacaciones en medio del bosque cuando su cabaña es allanada por un misterioso grupo que busca convencerlos de tomar una decisión imposible a fin de evitar el fin del mundo. Andrew (Ben Aldridge) Eric (Jonathan Groff) y la pequeña Wen (Kristen Cui) tendrán que elegir quién de ellos morirá a fin de salvar al resto de la humanidad.


La película empieza con cierto toque de misterio, lo que conocemos del grupo liderado por Leonard (Dave Bautista) es muy poco. De buenas a primeras resultan intimidantes, extraños que probablemente sean trastornados como lo parece Redmond (Rupert Grint). Pero poco a poco sabemos más de estas personas, así como la familia a la que atormentan y el sistema de ideas de esta pareja, sus historias y sus propias dudas respecto a los extraños.


Un acierto refrescante de la cinta es que el grupo que amenaza a los protagonistas se compone de personas ordinarias, se muestra el conflicto interno de cada uno para cumplir su misión. Dave Bautista ejecuta un personaje interesante con matices que le permiten ir más allá de los músculos, como en su momento con Blade Runner 2049. Después de que se presenta la premisa, el esquema de la película se establece claramente y resulta casi predecible lo que sucederá, pero no por ello se vuelve aburrida, si no que se siente como asistir a un ritual.



Quizás lo más interesante de la película son sus temas, pues trabaja con la manera en que ciertas ideas se vuelven creencias y otras son descartadas como locura, la influencia de las cámaras de eco y la repetición, así como el escepticismo y la necesidad de pruebas ¿Puede una persona renunciar a lo más valioso de su vida sólo porque un grupo de desconocidos dice que es lo correcto? ¿Elegirías a un mundo que te ha despreciado o vagar solo por un mundo roto junto a las personas que amas? Hay ideas muy interesantes en esta película.


Este filme contó con dos directores de fotografía: Jarin Blaschke (The Northman) y Lowell A. Meyer (Servant) quienes forman una increíble amalgama que junto con el sonido crea atmósferas de tensión y angustia que en ocasiones deambula hacia la ternura cuando se muestran ciertos flashback. También existe cierto manejo de la simbología que resulta interesante.


Personalmente, me faltó algún giro en la historia o algo inesperado, pues la premisa se vuelve casi un mapa de la historia, todo sucede de una manera casi lineal, sin demasiadas sorpresas más allá de cuál será el desenlace. Aunque también tiene sus aciertos, pues durante casi toda la película persiste la duda de si la premisa del fin del mundo será real o sólo un montón de coincidencias. Así pues, resulta entretenida y artísticamente completa.



bottom of page