Humor, nuevos personajes entrañables y una reflexión sobre los cambios de la vida y la condición humana que la mantienen firme como una de las historias más queridas.
Woody siempre ha tenido claro cuál es su labor en el mundo, y cuál es su prioridad: cuidar a su dueño, ya sea Andy o Bonnie. Pero cuando Bonnie añade Forky, un nuevo y reluciente juguete a su habitación, arranca una nueva aventura que servirá para que los viejos y nuevos amigos le enseñen a Woody lo grande que puede ser el mundo para un juguete.
La cinta mantiene algunos de los elementos constantes en las cintas de Pixar, algunos resultan predecibles sobre todo en la trama, hay momentos que sabemos a dónde van y llegan a ese destino. Pero esos detalles son menores ante lo que proponen al final. Suena a que la cinta está pensada en vender más juguetes y si bien eso es en parte cierto, el resultado final se mantiene al nivel de las tres cintas anteriores y puede ser el cierre perfecto para la aventura.
Esta vez Woody tiene que lidiar con el abandono emocional, descubrir su nuevo propósito en la vida cuando ya no es uno de los juguetes favoritos, y de nuevo entre las risas nos entregan algunas reflexiones al respecto, sobre el desapego, saber cuándo cambiar de rumbo, y descubrir que los cambios pueden ser positivos.
Los nuevos personajes son todos entrañables y quienes parecer ser los villanos terminan redimiéndose de la mejor manera. Forky se convertirá en un favorito de inmediato, todo lo que hace es digno de risas, su nacimiento como juguete es un proceso lleno de momentos memorables. Los peluches Duck y Bunny también se hacen notar desde el primer momento, y son quienes le dan un toque de humor más seco y adulto a la cinta. Es como si Disney se hubiera dado cuenta que los mayores de edad también serán parte de la audiencia que sin duda llenará las salas y nos otorgaron momentos graciosos pensados en nosotros, con la elegancia y discreción suficiente para que esos comentarios pasen desapercibidos por los niños.
Los ingredientes principales en esta cuarta parte son el humor, con muchas escenas dignas de carcajadas y la acción con secuencias emocionantes. Bo Peep será quien le dé un impulso a Woody para tomar riesgos importantes y al igual es otro personaje interesante. Duke Caboom, un motociclista acróbata olvidado nos dará otra lección importante de perseverancia asi como otra dosis de risas.
Bonnie, la niña que ahora tiene los juguetes, pasa a segundo plano en la historia, su problemática no es abordada tan ampliamente, porque los pequeños objetos siguen siendo los protagonistas. Pero sobre todo al comienzo del filme, hay escenas dignas.
La cinta se siente más relajadas, las lágrimas llegarán quizá al final por el resultado del cambio interior de los personajes pero no habrá ríos como en anteriores ocasiones, porque ahora se enfocan más en ver lo positivo en las situaciones, con muchos momentos divertidos llenos de risas y secuencias de acción eficaces. No es que necesitáramos de otra cinta de Toy Story pero ya que la tenemos vale la pena disfrutarla a plenitud, porque sin dudar cumple con creces las expectativas.
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