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  • Foto del escritorDroideTV

Dolores Reyes presenta su novela "Cometierra"

La autora ha escrito una primera novela impactante y luminosa, lírica, dulce y brutal, narrada con una voz que nos conmueve desde la primera página.

Cuando era chica, Cometierra tragó tierra y supo en una visión que su papá había matado a golpes a su mamá. Esa fue solo la primera de las visiones. Nacer con un don implica una responsabilidad hacia los otros y a Cometierra le tocó ese don que hace su vida doblemente difícil, porque vive en un barrio en donde la violencia, el desamparo y la injusticia brotan en cada rincón y porque allí las principales víctimas son las mujeres. En la persecución de la verdad, en el descubrimiento del amor, en el cuidado entre hermanos, Cometierrabuscará su propio camino.


Dolores Reyes nació en Buenos Aires, es docente, feminista, activista de izquierda y madre de siete hijos. Estudió letras clásicas en la Universidad de Buenos Aires. En la actualidad, vive en Caseros, una provincia de Buenos Aires. Cometierra es su primera novela y platicamos con ella al respecto.


¿Cómo fue la concepción de esta novela?

Yo venía en un taller literario que era en realidad un espacio de experimentación artística por medio de la palabra. Un compañero hizo un texto muy lindo que terminaba diciendo tierra de cementerio y cuando escuché eso, estaba muy concentrada, me imaginé a una niña, sentada sobre la tierra de un cementerio con las piernas desnudas aposadas sobre la tierra y qué se llevaba puñados de tierra a la boca, fue una imagen muy impresionante. Entonces suspendí un poco los cuentos en los que iba trabajando y empecé a trabajar en esa imagen bien contundente por escrito, a todos les gustó Y a mí también. Ahí fue un poco como tirar los hilos de la ficción y pensar ¿qué puede pasar con esa tierra que es tierra de un cementerio? ¿qué le puede pasar a ella? la tierra de un cementerio está necesariamente en contacto con nuestros cuerpos y ahí me surgió la idea de que quizás algo de la vida la experiencia o el alma de sus cuerpos se le fuera para dentro y tuviera una suerte de visiones.


¿Qué experiencia te dejó acompañar a Cometierra en su historia?

Yo venía desde chica transitando eso que en realidad todas las mujeres transitan, que en algún momento de tu vida generalmente a finales de la infancia y comienzo de la adolescencia te das cuenta que te pueden matar, te pueden violentar y te pueden hacer un montón de cosas en el cuerpo por ser mujer. En mi caso fue cuando tenía también 10 u11 años con un caso muy famoso, el de María Soledad Morales y de alguna forma desde ese entonces me quedó eso dando vueltas.


Al describir uno pone todas sus obsesiones y ambién las problematicas que te mueven, te provocan algo. Desde ahí comencé a construir está ficción, que también busca que sea una experiencia muy transformadora para quienes la leen. A mí me cambió muchísimo el haberla escrito, me pongo mucho más en el lugar de los familiares que buscan, que sigan buscando y que en realidad siempre tuvo una mirada muy hacia ese lado. Nací en dictadura en Argentina con 30 mil desaparecidos y siempre fue ver organizaciones de mujeres buscando hijos o nietos, buscando familiares, buscando en la tierra. Ver si encontraban por lo menos un hueso, para tener la certeza de que el familiar ya murió, porque sino es como una tortura para esos familiares.


Otro paralelo entre la obra y la vida real es que los habitantes buscan una respuesta n Cometierras, más que en los sectores públicos que deberían tenerla.

Estamos muy acostumbrados por ejemplo en Argentina a qué las pruebas se pierden, qué no buscan, qué cuando las madres van a denunciar les dicen que esperen dos días ,quizá se fue con el novio, ya va a volver, es cosa de jovencitas y esas horas son vitales para que sea rescatada una persona con vida o buscar cuidadosamente las pruebas para dar con ese cuerpo, con ese asesino. Estamos hartas, agraviadas como dice Cristina Rivera Garza, justamente de la corrupción e incluso de quienes deberían y tienen la obligación de cuidarnos. En realidad no hacen nada o incluso participan de ello, hay un número muy elevado de feminicidios qué son con armas del Estado. Entonces si un policía es violento incluso maltrata a su esposa y a sus hijos, al momento de ir una madre o una chica a denunciar esto imagínate, no hay ninguna respuesta. Acá tenemos una Vidente que debe resolver, con una experiencia muy corta porque es un personaje muy joven, en vivienda precaria y con esas poquitas herramientas que tiene, con el don de resolver lo que los estados no están resolviendo.


¿Cómo puede aportar la literatura a sensibilizar al respecto?

Hay una cierta pedagogía, algo que abordó la escritora Rita Segato quién suele hablar mucho al respecto, porque viene trabajando eso hace un montón. Desde la literatura me parece que también se puede dar algo, porque uno sale de las estadísticas frías y esos números que nos tienen acostumbrados y la literatura puede hacer otra cosa, puede ganar un lector, no soltarlo, meterlo a la historia, sensibilizarlo. En cuánto cierra el libro esa persona vuelve transformada para intervenir sobre la realidad. .Yo creo que la literatura puede hacer eso y por supuesto que no hay que descuidar el material estético, el lenguaje. Algo que me preocupó muchísimo en la novela era construirla no como una lectura más sino como una lectura de transformación y profunda.


¿Qué anecdotas o experiencias has tenido de parte de los lectores?

Desde que se publicó la verdad es que fue muy impresionante la cantidad de lectores, muchas chicas y chicos jóvenes de secundaria que quizá no tienen bibliotecas y me decían que ese era el primer libro que tenían y me mandaban fotos o decían que comenzaron a leer y que no lo podían soltar hasta el final, que lo leyeron en un par de días con los compañeros en la escuela y es hermoso. Incluso hay colegios que les dejan leerlo en cuarto y quinto y en los recreos se lo pasan entre los chicos y las chicas y es muy lindo. Pero también me llegaron, que eso yo lo esperaba, hijas de feminicidios que también se acercaron a leerlo, y moviliza y conmueve y también muchas que me contaron la experiencia de sus propias madres, porque esas mamás fueron asesinadas cuando ellas eran muy chicas. Muy conmovidas empezaron a juntar pedacitos de historias y fotos y a tratar de recomponer esa vida que perdieron. Hace que la perspectiva sea la misma de muchas lectoras y que ellas también se animen a empezar a contar por primera vez que fue lo que les pasó.


¿Cuáles son tus próximos planes?

Estoy trabajando desde hace dos años y medio en la continuación de Cometierra porque yo sabía que había historias que necesitábamos contar o que yo no estaba cerrando y ahora me puse a ver por un lado ¿qué les pasó? ¿hacia dónde se fueron? ¿Cómo viven? Que es lo que pasa con la tierra y con comer tierra y también cerrar o armar mejor ciertos casos que acompañaron en la primera parte del libro pero que necesitaban otro libro para detallarlas.



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