Cuando comienza la película, es la noche de Halloween y todos están disfrazados. Bruce Wayne está patrullando las calles no como él mismo, no en el traje de Batman, sino como alguien entre Bruce y Batman, un personaje sombrío que Reeves nombró The Drifter.
Vestido con ropa oscura genérica y con los ojos delineados con kohl, el porte melancólico y nihilista de The Drifter pesa mucho sobre su cuerpo y su alma. Aquí es donde Bruce a menudo elige morar, en lo profundo de la coraza de un hombre al borde de la desesperación, que no ve esperanza para la ciudad ni para sus residentes, buscando un motivo para atacar.
Si bien The Drifter busca problemas, es como Batman que toma medidas una vez que los encuentra. Bruce lleva dos años interpretando el papel autoproclamado de la
encarnación de la venganza de Ciudad Gótica: el justiciero nocturno que infunde miedo en los corazones de los criminales. Un vástago solitario de la familia más rica de Ciudad Gótica que cuestiona el legado de su familia, el Detective más grande del mundo emplea una combinación letal de dominio mental, fuerza física y tecnología especializada. Sin embargo, son las emocionas las que lo impulsan.
“Hay un nivel de ira en él, que lo hace difícil de vencer”, comenta Pattinson. “La idea era explorar el concepto de usar una máscara y lo que significa", dice Reeves. “Tienes a un tipo que, al final del día, puede pensar que se domina a sí mismo, pero que en última instancia está tratando de encontrarle sentido a su vida después de la muerte de su familia. Cuando se pone la máscara y persigue ese objetivo, se convierte en las sombras. Esa complejidad es realmente exclusiva de Batman”.
Reeves eligió a Pattinson para el papel porque, dice: “estaba ansioso por mostrar
un lado diferente del personaje; quería que tuviera una vibra casi solitaria y rockera, una
mezcla entre Kurt Cobain y Howard Hughes. Bruce abandona la idea de ser un Wayne y si lo ves, es como ver a una estrella de rock, pero en lugar de salir y tocar en conciertos por la noche, su concierto es ser Batman. Es un tipo obsesivo y esa es una de las cosas que me emocionaban de Robert Pattinson: él tiene la intensidad para darle vida a eso”.
“Y luego comencé a ver muchas de sus películas y cada vez era totalmente diferente”, continúa Reeves. “Una de las películas que alguien sugirió que viera era Good Time: viviendo al límite (Good Time), y en esa película vi algo que, para mí, realmente hizo conexión con Batman. En ella puedes sentir su desesperación y puedes sentir su impulso, así como un nivel de vulnerabilidad. Quería que esta versión de Batman diera miedo, pero también quería ver su vulnerabilidad; cuando vi todos los diferentes aspectos que Rob aportó a sus papeles, realmente sentí que este podría ser él y comencé a escribir con Rob en mi mente”.
Esta visión de llevar a Batman de vuelta a los primeros años para lograr un cambio en la estructura emocional y psicológica del personaje desorientó a Robert Pattinson en su lectura inicial del guion. “No sabía muy bien por qué Bruce Wayne se sentía tan radicalmente diferente”, dice. “Y luego me di cuenta de que es porque él no es un donjuán en esta historia. Ese es un elemento clave de las películas anteriores de Batman, así que se siente muy extraño. Bruce está tan solo y aislado, y eso es fascinante. Sabía que Matt lo veía como un personaje ligeramente nihilista, pero también hay algo mucho más emocional. Bruce no sabe que va a salvar el día, no sabe si ser Batman funcionará, pero está obligado a hacerlo y sabe que no hay otra opción. Hay cierta desesperación en ello, lo cual es un poco diferente.”
Al profundizar en el núcleo del personaje, Pattinson se sintió estimulado por la pregunta ¿Quién es Bruce Wayne? en lugar de ¿Quién es Batman?”. “Bruce es un personaje callado y obsesivo y pienso que el concepto de Batman se ha fermentado durante años”, señala. “Pero en esta etapa, no tiene mucha tecnología para darle ventaja, solo unas cuantas capas de armadura antibalas y, a medida que avanza la historia, el Batimóvil y algunos dispositivos, pero es bastante rudimentario. Por lo tanto, es muy falible, pero se mantiene; creo que realmente está resolviendo esta rabia. Me da la impresión de que solo quiere seguir recreando la noche en la que murieron sus padres”.
La definición misma de locura, tal vez, para un hombre al limite que intenta salvar una ciudad al límite. “Creo que se trata del alter ego y de identidad”, añade el actor. “Si se pone el traje y cree en él tanto, lo eleva como a una criatura; no es Bruce, él es Batman. Quería que fuera menos humano cuando trae puesto el traje; quería incluir eso en sus movimientos. Bruce aún intenta averiguar quién es exactamente Batman, y eso lo convierte en una versión muy reactiva de Batman, y eso es nuevo.
“También es por eso que las peleas que tiene parecen muy personales”, continúa. “El motivo por el que supera a estas personas es porque cada vez que pelea con un extraño es como si lo hubieran lastimado personalmente. De cierta manera, está imaginando que su adversario es la persona que mató a sus padres. En última instancia, esa no es una estrategia ganadora, porque si luchas muy emocionalmente, cometerás errores y perderás. Pero no creo que le importe sobrevivir en absoluto, solo quiere infligir dolor, infligir su forma de justicia cuestionable”.
Pattinson apreció el trabajo deliberado de Reeves, no solo en la escritura, sino también en el set. Sobre el enfoque mesurado del director, relata: “Matt es increíblemente paciente. Es como un director de orquesta, capaz de mantener toda la historia en una visión macro en su mente todo el tiempo. Nunca se apresura, solo sigue adelante cuando siente que tiene lo que necesita. No tiene miedo de desviarse un poco del canon de Batman y definitivamente tomó algunas decisiones estilísticas bastante audaces, y eso es emocionante”.
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