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Un Completo Desconocido: Timothée Chalamet encarna a Bob Dylan

  • Foto del escritor: DroideTV
    DroideTV
  • 5 feb
  • 3 Min. de lectura

Un Completo Desconocido abarca desde su llegada a Nueva York hasta el lanzamiento de su mayor éxito.



Ahora en cines puedes ver Un Completo Desconocido cinta de James Mangold (Indiana Jones y el Dial del Destino, Logan) que se encuentra entre las competidoras por el Oscar de este año. La película forma parte de l tendencia de las biopics, en este caso encarnando a Bob Dylan, una leyenda del folk y el rock, el único músico en recibir un novel. Su persona ha inspirado diversas producciones como Mi historia sin mí ¿podría la propuesta de Mangold hacer frente a este lagado?


Basado en el libro de Elijah Wald, Dylan Goes Electric! bajo la adaptación del propio Mangold y Jay Cocks, la cinta nos presenta a un Bob Dylan (Timothée Chalamet) llegando en 1961 a Nueva York en busca de su ícono Woody Guthrie (Scoot McNairy) sus esfuerzos para abrirse paso en la escena folk al lado de Pete Seeger (Edward Norton) y Joan Baez (Monica Babaro) su relación con Sylvie (Elle Fanning) y su camino al estrellato hasta la noche en que decide cambiarlo todo en el Festival Folk de Newport de 1965.


En primer lugar, la personificación de Chalamet es increíble, tanto en los gestos, ademanes, pero también la presencia que le imprime a su actuación, así como los distintos rangos que muestra a lo largo de la película, desde el joven soñador hasta el ícono cansado de su propia fama y el espíritu de rebeldía que lo seguirá. En este caso también el reparto apoya a que esta reconstrucción se sostenga, en lo personal disfruté de la actuación de Norton y sin duda la tensión que muestra Barbaro, especialmente hacia la segunda parte de la cinta, le da una chispa especial para expresar la relación entre Dylan y Baez.


También vale la pena reconocer las interpretaciones vocales del elenco, por su puesto con Chalamet encabezando la lista al entregar una interpretación tan completa. Ciertamente, en ocasiones las canciones se presentan casi por completo, lo que hace que el ritmo en ocasiones se sienta desbalanceado: cuando los artistas se presentan, el tiempo de la película se asemeja mucho al tiempo real, mientras que varios hechos son abordados en apenas unas escenas y las elipsis temporales pueden llegar a ser abruptas.



También vale la pena destacar el vestuario de Arianne Phillips el cual revive varios de los looks icónicos de Dylan, la decoración del set de Regina Graves por su magnifica reconstrucción de la época; todo esto le a la fotografía de Phedon Papamichael la oportunidad para explorar tomas interesantes y más de un easter egg.


El guion tiene sus altas y sus bajas. La cinta en ocasiones asume que conocemos a detalle tanto la historia del músico como el contexto en el que se desarrolló; por un lado, eso permite que sea muy dinámica y orgánica conforme transiciona por distintos aspectos, pero también es una película que exigirá tu atención y que no siempre será muy amable con los simples curiosos. No la recomendaría como una introducción a la obra de Dylan, pero sin duda es una producción hecha con mucho cuidado y detalle que te motivará a investigar más y volver a verla alguna vez.


Pese a ello, algunas escenas genuinamente capturan el ambiente que se respiraba en la época o incluso permiten entrever el mundo emocional de Dylan y la manera en la que las experiencias que vivió se integraron a sus letras y el espíritu combatiente con el que buscó defender sus creencias, en toda la extensión de la palabra. La cinta tiene cierta separación con el artista, no busca una mirada íntima, más bien un reflejo del impacto histórico que tendría. Decide mostrar una faceta definida de la vida del artista y la manera en la que le dio fin a la misma.


Así pues, la cinta ha sido concebida para fanáticos, con un cuidado en cada uno de los detalles para disfrutar de ella. Si bien le exigirá más a las audiencias más nuevas, tampoco es una obra cerrada: muestra lo necesario para seguir la historia y preguntarte por lo que seguirá, sin mencionar la manera en la que se preocuparon por mostrar la evolución de varias de las relaciones de Dylan a lo largo del tiempo, incluyendo la que tiene con su propia música. Un homenaje moderno a una de las leyendas que cimentó las bases del rock.


Andrea Rodriguez


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