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Entrevista: Camila Sánchez Bolaño presenta Oídos de Palo, un libro estremecedor, valiente y honesto

Oídos de palo de Camila Sánchez Bolaño con una prosa dolorosa y certera acerca del abuso a las infancias.

Camila Sánchez Bolaño presenta Oídos de Palo

Hacer "oídos de palo" es una expresión que se utiliza coloquialmente cuando no quieres escuchar algo que te están diciendo, es una forma de evadir la realidad. Oídos de palo de Camila Sánchez Bolaño es un libro estremecedor, valiente y honesto, con una prosa dolorosa y certera y que acompaña a una niña a revivir sus propias pesadillas, esas pesadillas que son la realidad de miles de niñas en nuestro país, pequeñas que son privadas de su inocencia y sumergidas de golpe en las tinieblas.


La historia de Casilda sucede entre la desesperación, el silencio y el enojo, entre la soledad y el dolor que poco a poco la despoja de su propia identidad, de su ser. Platicamos con su autora sobre la obra.


¿Cómo concebiste la obra?

Empieza cuando estoy haciendo un reportaje para Newsweek en español sobre consentimiento sexual, parte de las mujeres a las que entreviste tenían la similitud de que también habían sido abusadas en la infancia además de en la adultez, entonces me puse a buscar cifras las cuales son una tristeza, 5 millones de infancias mexicanas son abusadas sexualmente cada año y esos son los números oficiales que están registrados. Yo solo pensaba ¿cuál es el número real? que quizá sea el doble, entonces pensé en hacer un reportaje sobre ello, después concluí que a nadie le importan los reportajes, los números, las cifras, estamos tan abrumados de ellos que ya ni siquiera nos detenemos a pensar lo que significan esos números.


Tenía mucho tiempo ya queriendo escribir una novela, tenía unas ideas ahí guardadas y decidí que tal vez una novela que hiciera al lector identificarse de manera muy personal con un personaje podría resultar mejor para crear conciencia sobre el tema del abuso, entonces empecé a escribir Casilda así se llamaba la novela al principio y era una novela en tercera persona que hablaba sobre esta chava que estaba tratando de sanar el abuso sexual que vivió en la infancia; y después en la maestría de creación literaria que hice fue cuando decidí, gracias a la ayuda de un profesor, contar la historia en primera persona y la verdad es que agarró más fuerza. Justo creo que sí tiene ese factor que te identifica con el personaje principal y te incomoda tanto que deja de ser tan fácil no poner atención a ese tipo de situaciones.


¿Cómo fue tomar la voz del personaje y hablar desde su perspectiva?

Fue un proceso muy doloroso y al mismo tiempo sanador, yo entrevisté a diferentes mujeres que habían sufrido abuso sexual en la infancia y también utilizo mi propia experiencia de abuso sexual, aunque yo la viví en la adolescencia pero al final creo que el sentir es muy parecido, y a través de estas entrevistas que fueron muy meticulosas, en el sentido de lo que todas estas mujeres recordaban haber sentido en esos momentos y cómo se sentían hasta ahora y cómo se sentían al recordarlo, fue que empecé a crear este personaje. Entonces es una mezcla de todas estas voces y creo que seguramente de muchas voces más.


Camila Sánchez Bolaño presenta Oídos de Palo

Es un tema que sabemos que existe pero del que poco se habla.

Justo por eso la novela se llama Ojos de palo, porque es lo que la sociedad está acostumbrada a hacer, como esto no está pasando, no pasa en nuestra familia, el abuso sexual infantil es algo que sucede a mujeres que viven en los márgenes, a mujeres racializadas y que nos lleven en un contexto sexo social privilegiado pueden o deciden hacer oídos de palo, porque ¿qué van a decir? ¿cómo me voy a meter en problemas? ¿cómo voy a meter a mi hermano a la cárcel? Porque al final aunque defendemos a las infancias y creemos que sea el momento más importante de la vida y debemos cuidarlas, en realidad el adultocentrismo nos ha hecho pensar que las infancias olvidan, que los niños no se dan cuenta, que no entienden. Y entonces es más cómodo para un adulto, decir: al niño se le va a olvidar pero a mi hermano no lo voy a meter a la cárcel, no voy a hacer este problema familiar.


Al final obviamente nada de eso es cierto, el adulto abusador va a seguir haciéndolo a lo largo de toda su vida y esa infancia aunque tal vez no recuerde con claridad el acto, el abuso, es una cicatriz que va a estar en su cuerpo y en su mente por toda la vida y que va a salir en momentos de la vida en los que ni siquiera se da cuenta. En mi caso particular cuando tuve a mi hija, cada vez que yo le daba pecho tenía unas regresiones al momento de abuso, del que yo ni siquiera era consciente que había tenido, y eso es algo que pasa a muchas mujeres y hombre,s y que en el momento de su adultez algo detona eso y es la señal de que eso no se te olvida.


¿Cuáles fueron los retos al escribirla?

Hubo muchos momentos en que quería pausar, escribirla fue muy fuerte, cada vez que terminaba una parte terminaba en lágrimas y enojada con la vida y con el mundo. La novela tiene tres voces, cuando es un adulto de 30 años, tiene la voz de los 11 años y una voz del presente dialogando con su mamá en un diálogo que habla del pasado y del presente, justo es donde se unen esos dos mundos. La parte de Casilda niña fue para mí lo más lo más difícil de escribir porque me hacía recordar, porque revisaba mis propios diarios para ver cómo era mi lenguaje, cuáles eran mis faltas de ortografía y aunque mis problemas de la infancia eran gracias a Dios mucho más triviales, al menos ahí sabía cómo estaba yo expresando el enojo a esa edad, y esa fue la parte más difícil.


Después me embaracé y me empezó a costar mucho trabajo porque también leía sobre todas estas cosas de que lo que estás pensando lo siente tu hija en el vientre y todo eso. Entonces me empecé a viajar muchísimo, entre ¿qué estoy escribiendo?, ¿qué estoy haciendo sentir a mi bebé mientras lo estoy haciendo? Entonces me puse a escribir más rápido para ya terminarlo y pude justo terminar el libro como un mes antes de que naciera mi hija, creo que eso fue lo más importante para mí porque sí quería que esa historia estuviera fuera de mí para poder empezar la maternidad, donde yo también perdoné y que me sentía que ya estaba acompañando a otras mujeres a pasar por esto.


Yo creo que como sociedad no queremos hablar de estos temas como ocurre con cualquier tema de violencia hacia una minoría porque hablarlo es visibilizarlo y es hacer algo que se solucione y como sociedad nos cuesta un buen de trabajo aceptar que no somos buenos en todo lo que hacemos, y además no tenemos recursos suficientes como para atacar el problema. Preferimos ponerlo en otras cosas que existen, que pueden ser más visibles, pero que al final son menos importantes. Entonces yo creo que es también la comodidad de la sociedad, estar cómodos en un lugar de silencio, en un lugar de no visibilizar, y si se habla ahora tenemos que trabajar en las infancias. Y claro que sí creo que es una cuestión de no tener el valor o las ganas de cambiar la situación


¿Te gustaría agregar algo más?

No es una novela que pretende dar materiales sobre cómo sanar o ómo afrontar un proceso, pretende sí prevenir en el sentido de que los adultos puedan saber qué es lo que está pasando con sus infancias. Hay un recurso hermoso que me encanta recomendar que se llama Grandes Protectores está en línea, el material es descargable, gratuito y tiene materiales tanto para infancias como para sus cuidadores, para prevenir abuso pero también tratar abusos que ya sucedieron.

Luis Addams Torres


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