Otro Viernes de Locos: Jamie Lee Curtis y Lindsay Lohan vuelven a su disparatada dupla

Otro Viernes de Locos ocurre 22 años después, con un cambio más amplio que madre e hija.

Este fin de semana se estrena Otro Viernes de Locos, la secuela de la exitosa cinta del 2003 que muchos recuerdan con cariño. En este caso, Nisha Ganatra (Ellas Mandan) se encarga de la dirección, mientras que Jordan Weiss (Dollface) y Elyse Hollander se encargan del guión inspirado en la novela de Mary Rodgers.

La historia nos muestra a Tess (Jamie Lee Curtis) y Anna Coleman (Lindsay Lohan) ahora como abuela y madre respectivas de Harper (Julia Butters) una joven rebelde amante del surf. Después de una peculiar serie de eventos, Anna está a punto de casarse con Eric (Manny Jacinto) padre de Lily (Sophia Hammons) quien tiene una profunda enemistad con Harper. En medio de los preparativos, algo inusual vuelve a ocurrirle la familia Coleman.

El elenco se completa con Mark Harmon, Maitreyi Ramakrishnan, Christina Vidal, Haley Hudson, Chad Michael Murray, X Mayo, Lucille Soong, Rosalind Chao, entre otros. Ciertamente la dinámica entre Lohan y Curtis vuelve a funcionar para entregarnos un montón de risas entremezclados con momentos emotivos y algunos retos actorales al jugar cada una con dos personalidades diferentes entre sí, ahora desde una dinámica aún más explosiva y caótica. Butters y Hammons se acoplan bien al ritmo, lo que permite que la historia se sienta verosímil, incluso con una premisa como esta.

Narrativamente hablando, hay muchas situaciones similares a la primera cinta que en cierta forma permiten establecerse sobre la fórmula ya conocida, pero que no por ello se vuelve aburrida: incluso cuando sabemos cuál será el desenlace, la exploración de las motivaciones, sentimientos y frustraciones de los personajes se vuelve entretenida. El guion es muy consciente del paso del tiempo, por lo que también se alimenta de su contexto, como la crianza moderna, las redes sociales, las diferencias generacionales, entre otras situaciones.

La música es otro de los elementos que marcan tanto a esta cinta como a su predecesora. Amie Doherty se encarga de este apartado, combinando tanto canciones del momento en momentos que quedan bastante bien, como con las canciones originales que se disfrutan bastante. Hay algunas sorpresas que resultan bastante emotivas. Matthew Clark complementa con una fotografía vibrante y tomas bastante alocadas que nos sorprenden más de una vez.

Adicional, esta es una de las cintas donde vale reconocer el trabajo del diseño de vestuario, a cargo de Natalie O’Brien y el trabajo de maquillaje, ya que el vestuario nos cuenta mucho sobre cada personaje y la manera en la que se presenta a los demás, pero también por los vestuarios de Curtis y Lohan una vez que ocurre el cambio, donde se plasma mejor este intercambio entre distintas personalidades, diseños alocados y memorables al mismo tiempo.

En general, se puede decir que la película aborda un tipo particular de humor que continúa explorando situaciones extrañas como la primera, en las que en ocasiones también hay tiempos para la empatía y el desarrollo de los personajes, dicho humor también se nutre de cuestiones de la vida moderna como las familias compuestas, los cambios en la crianza, el trabajo y otras que pueden encantarte y hacer que te sientas identificado o puede hacer que otros se desconecten, dependiendo del tipo de humor que busques.

En lo personal, creo que es entretenida y sabe como balancear la fórmula que conocemos y la nostalgia de la que se está alimentando con una historia refrescante más adaptada a los tiempos modernos que nos permite ver cómo han crecido los personajes que queremos. Una experiencia divertida para compartir en familia, especialmente madres, hijas y nietas que te hará reír en cada oportunidad que encuentre.